Salvado el obstáculo del cobro de las plusvalías con el flotador a punto de estallar que ayer les lanzó Pedro Sánchez a los ayuntamientos, al gobierno local de Ana González no le queda más que ponerse manos a la obra para ajustar mínimamente el borrador de presupuestos que presentó hace un par de semanas y que ya daba por muerto al nacer. El desbloqueo es una gran noticia porque Gijón no se puede permitir otra prórroga en plena crisis del comercio internacional, con el consiguiente desabastecimiento de materiales esenciales para las obras, y con las heridas sociales de la pandemia aún en carne viva. Ya no hay argumentos que eviten la votación en el Pleno de unas nuevas cuentas, negociación mediante. La pelota está en el tejado de los que mandan.