Los fondos Next Generation, el maná caído de Bruselas llamado a revitalizar la economía de todos los socios de la Unión Europea para superar el profundo retroceso económico provocado por la pandemia de coronavirus, han empezado a empapar Gijón con la concesión de dinero para algunos de los planes solicitados por el Ayuntamiento. La ciudad aspira, solo por vía municipal, a lograr 27 millones en una primera catarata de convocatorias. Pero también está llamada a beneficiarse de ayudas procedentes de planes a desarrollar por el Principado o por el sector privado. Y el gobierno local tiene pensado optar a más repartos, que se irán ejecutando a lo largo del año. Las propuestas presentadas son muy dispares, por lo que un análisis detallado de cada una no conduciría a obtener una visión global. Aunque se puede afirmar sin miedo a equivocarse que tratan de ir en tres líneas fundamentales: la reactivación de sectores golpeados por la crisis, la puesta en marcha de una nueva movilidad y la modernización de la administración. Ante el diluvio de euros, el Consistorio debería velar por la máxima transparencia a la hora de informar sobre su recepción y destino. Por el momento, hay un importante margen de mejora.

El Pleno municipal aprobó en octubre por unanimidad la creación de un portal específico para informar sobre el desarrollo de los proyectos europeos, que de momento no se ha puesto en marcha. A cambio, el gobierno local ha optado por presentar uno a uno los planes elaborados en su seno y que han logrado ya financiación. No es poco, pero se puede hacer mucho más. De estos planes, destaca por su envergadura el que suma 1,6 millones para el comercio a través de diferentes iniciativas, que van desde la modernización de los negocios tradicionales a la mejora de calles con una importancia actividad o a la mejora de grandes centros comerciales. Además, Gijón destinará cuatro millones a la dinamización del turismo, con actuaciones como la regeneración de las antiguas defensas militares de Cimadevilla y el cabo de San Lorenzo, la electrificación del futuro albergue de peregrinos de La Calzada o la construcción de un mirador en la histórica fuente de La Fontica, en el cerro de Santa Catalina. El resto del dinero hasta ahora consignado ha ido a parar al desarrollo de la llamada agenda urbana (una planificación a largo plazo de políticas sostenibles y medioambientales) y a la digitalización de la administración local.

Las grandes dudas en torno a las ayudas que ha recibido y seguirá recibiendo Gijón en estos primeros momentos del desarrollo del macroprograma giran en torno a dos cuestiones. Conviene conocer a la perfección, por un lado, los plazos previstos para, llegado el caso, denunciar incumplimientos en el grado de ejecución. Y, por el otro, saber qué impacto real están teniendo estos desembolsos en la economía de los ciudadanos. Los fondos de la UE son una oportunidad única para que la ciudad levante cabeza. Precisamente por eso, las autoridades municipales están obligadas a dar cumplida cuenta de qué, cómo, cuánto y cuándo hacen uso de ellos.