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Taza y media

Eloy Méndez

Sainete en el Carmen

Lo ocurrido ayer en el edificio okupa del Carmen, nido de conflictos desde hace siete años, es uno de esos despropósitos legales que desbordan la comprensión de cualquier hijo de vecino. La Policía llegó con el fresco mañanero a desalojar el inmueble esgrimiendo una orden judicial, pero se encontró con cuatro habitantes cuyos nombres no figuraban en el escrito, así que dio media vuelta sin poder mover un dedo. A las puertas, la propietaria y unos cuantos testigos observaban atónitos la escena. Volverá el juez a firmar un papel, regresarán los agentes al lugar y se toparán con idéntico problema, porque obviamente entre esas cuatro paredes que amenazan ruina no pernocta siempre el mismo personal. Seguirán los incendios, las peleas y el jaleo nocturno. Y mañana será otro día.

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