Publica LA NUEVA ESPAÑA una información sobre la presencia de agentes de Policía Local de Bilbao en Gijón, instruyéndose con sus perros con la sección canina de nuestra Policía Local.
Es una noticia más, pero ese encuentro profesional tiene un calado digno de externalizar. Refleja que las iniciativas sociales, por muy humildes que sean, dan sus frutos.
Que la concejalía de Seguridad Ciudadana de Gijón disponga de una unidad canina está íntimamente ligado a la generosidad del Grupo de Perro de Rescate del País Vasco, en su central de Elorrio, Vizcaya.
A la profesionalidad y entrega de nuestros agentes de Policía Local.
En junio de 1987 un grupo de voluntarios de Gijón acudían al Mirador de Ordiales para localizar a un niño extraviado que participaba en una excursión escolar.
La Delegación de Gobierno, entonces, solicitó al País Vasco colaboración, cediendo ésta a su “Grupo del Perro de Euskadi” que viajó en helicóptero para ayudar en las tareas de búsqueda.
En 1988, esos voluntarios de Bomberos y Policía Local de Gijón, participaban en un Seminario para Perros de Rastreo, teniendo como motivación la experiencia vivida en el lago Enol, donde el helicóptero se precipitaba.
Los propios voluntarios habían colaborado en el rescate de las víctimas, in situ, el fatídico 12 de junio de 1987.
Esa experiencia activó la deseabilidad de tener un grupo para Asturias, que también se consiguió por otros voluntarios, actualmente adscrito al SEPA.
Fruto de aquella humilde iniciativa se creó la Unidad Canina de la Policía Local de Gijón.
Estos días comparten, vascos y asturianos, el adiestramiento con quienes fueron luz y guía para un sueño hecho realidad.
La semilla del lago Enol se muestra con todo su esplendor en este hermanamiento entre Bilbao y Gijón, entre Asturias y el País Vasco compartiendo conocimientos, devolviendo la generosidad a los vascos que la ofrecieron cuando más la necesitamos.
Es oportuno y necesario ser agradecidos, también en la memoria.
