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Alejandro Ortea

Varadero de Fomento

Alejandro Ortea

Dirigente excepcional

La memoria de Tini Areces difícilmente se olvidará

Uno recuerda aquellas paradas del "tren negro" en Pola de Lena, Mieres u Oviedo para que Tini Areces se incorporara al convoy, lo hizo todos los años tanto en su época de alcalde de Gijón como de presidente del Principado de Asturias. Demostraba su querencia por el festival que en este 2022 cumple 35 ediciones. Así era el mejor alcalde de Gijón. Y precisamente por esa afición el evento le cae tan mal a la derecha, porque el alcalde y presidente era difícilmente soportable por unas formaciones que no podían con él y que nunca consiguieron doblegarle.

El pasado sábado unos muchos gijoneses de bien se reunieron en la zona del paseo junto a la playa de Poniente de esta villa marinera para descubrir una placa y así oficializar la dedicatoria del magnífico lugar al hombre que rigió los destinos de la villa y logró levantarla de su desánimo y hacerla brillar en la costa cantábrica y que su nombre apareciera en los medios de comunicación de todo el país de forma positiva y no por los desmanes de unos gamberros disfrazados de sindicalistas que jueves tras jueves quemaban neumáticos y hasta algún autobús público. Uno de aquellos desgraciados se encaramó un día en una de las grúas del astillero y enseguida se personó Areces, que convenció con la palabra al iluso para que depusiera su actitud, bajara de aquella trampa y dejara de poner en peligro su vida.

Sus méritos no impidieron que hasta desde dentro de su formación política tuviera enemigos: los más encarnizados los socialmineros dependientes de aquel cacique Fernández Villa que, luego se supo, era un vulgar delincuente. Hasta aquel personaje hubo de reconocer sus méritos y un buen día de finales de 1998 o principios del 1999 se personó en el Ayuntamiento y entró en el despacho del Alcalde. De aquella reunión quedó Tini Areces convertido en candidato in pectore a la presidencia del Principado. Su crédito era tan grande que en los comicios de primavera obtuvo mayoría absoluta de diputados en la Junta General.

El otro día, junto a Soledad Saavedra, su viuda, y Manolo y Alberto, sus hijos, se juntaron la actual alcaldesa de la ciudad y el actual presidente del Gobierno de la provincia. No hagamos ahora comparaciones, quedémonos con la grandeza de la persona que fue un tesoro inestimable para Gijón y para Asturias, un matemático convertido en energía al servicio de los ciudadanos de un lugar pequeño, este balcón colgado sobre el Cantábrico por el Norte y unos imponentes montes por el Sur. Una franja verde en la que tanta falta nos hace un líder como él para evitar el desdichado declive que sufrimos. Seguro que aparecerá.

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