Con luces y sombras, el pacto de concertación social firmado por el gobierno local, la patronal y los sindicatos durante la pandemia fue en general una herramienta útil para que algunos de los sectores más golpeados por la crisis hicieran frente a una situación nunca vista. Y, entre las medidas, brillaron los llamados bonos al consumo (mucho más en los mostradores de comercios y librerías que tras las barras de los bares, según relato de los implicados). Superado ese contexto de excepcionalidad, se avecina ahora otro peliagudo a cuenta del encarecimiento de casi todo, por lo que el Ayuntamiento está dispuesto a renovar este programa en otoño, aun sabiendo que el encaje administrativo no será sencillo y que tampoco parece fácil arañar dineros de unos presupuestos que no lo incluyen. El intento merecerá la pena solo si es proporcionado.