Al grado de Turismo de la Facultad de Comercio le ha alcanzado un mal nada infrecuente en la Universidad: la desconexión entre lo que se enseña en las aulas y las necesidades del mercado laboral. Si a eso se suma la proliferación de titulaciones que propició hace años el "plan Bolonia", casi con más opciones que alumnos, es fácil comprender la caída en picado de la matrícula. Al menos, en el centro con sede en la Laboral vía arrendamiento son conscientes del declive y lo comparten con sinceridad en voz alta, primer paso para ponerle remedio mediante un cambio de contenidos. En otros lares, la defensa numantina de especialidades que no tienen razón de ser, bien porque se han quedado obsoletas, bien porque no han sabido adaptarse a los tiempos, genera lamentables despilfarros del dinero público.
