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Javier Gómez Cuesta

Palabras con silencios

Javier Gómez Cuesta

Los signos de los tiempos

El campeonato de la Copa Mundial de Fútbol va ganando emoción. Hasta la selección española, sobre la que había reticencias, después de su partido goleador con Costa Rica, ha despertado todas las ilusiones. Me he fijado que, en los comentarios de los periodistas deportivos, se hacía mucho hincapié en que los jóvenes jugadores habían sabido "leer el partido", aforismo que vienen utilizando con redundancia, sobre todo, para los entrenadores cuando realizan los cambios: "Ha sabido leer el partido", lo que es de máxima importancia para poder plantear y ganar el match.

Con ello, me ha venido a la cabeza el apotegma: "saber leer los signos de los tiempos". En una época de cambios tan abismales o de cambio de época –¡el gobierno acaba de legislar para 16 modelos de familia!, nada queda en pie–, me parece muy importante lo que contiene y pretende este proverbio. Tiene matriz evangélica. Los evangelistas cuentan que Jesús echó en cara a los fariseos el que no sabían leer los nuevos signos de los tiempos. Precisamente, esta recomendación fue la que llevó al bueno del papa San Juan XXIII a convocar el Concilio. Y dio pie para que en la importante Constitución sobre la Iglesia en el Mundo se la apremiase a estar vigilante y mantener siempre esta actitud para poder llevar adelante la misión de evangelizar y mantener en actualidad su mensaje.

No alientan la esperanza los signos de los tiempos que estamos sufriendo… (es difícil añadir "y gozando"). El espectáculo del Parlamento, espejo de la vida española, es desalentador en el contenido y en las formas. La situación europea e incluso la mundial no es muy prometedora de bienestar. El mismo cuidado de la Tierra como casa común no logra consensos. Se alerta un invierno de carestías y frío. Se echan en falta líderes que sepan reconducir esta situación. Se tiene poca confianza en los que hoy ostentan el poder y alarma la pasividad con que la ciudadanía soporta esta calamidad. De la misma Iglesia que, aunque no pasa por los mejores momentos de credibilidad y lucidez, se esperaba una palabra orientadora además de su obra caritativa, según he visto en algunos medios de comunicación.

Comienza el Adviento que fue siempre un tiempo de esperanza cuando se celebraba en clave cristiana. Ahora, las luces de la ciudad, no se sabe muy bien los que pretenden significar. La celebración de la Navidad nos da la luz para saber leer la realidad.

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