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Eloy Méndez

Taza y media

Eloy Méndez

Querida y respetada

Tuvo Pilar Méndez la virtud de hacerse querer y respetar al mismo tiempo dentro de las aulas. Su forma de entender la vida la empujaba a ser escrupulosa en el reparto de los méritos y metódica en la aplicación de la docencia. Mantenía el orden sin perder la compostura y en sus clases de Música, asignatura que defendía con vehemencia ante el escaso protagonismo que le han dado las sucesivas leyes educativas, llevaba la batuta con energía para paliar el anárquico sonido de las flautas. Su pasión por lo que hacía y el paso de los años la convirtieron en una institución dentro del Corazón de María a pesar de su tendencia a la discreción, que Gijón pudo certificar cuando se puso al frente de Cáritas en medio de una crisis atroz que llenó de necesidades las parroquias. Deja huella, lo mejor a lo que se puede aspirar.

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