Elias BENARROCH (Efe)

Jerusalén,

Israel sacó ayer a relucir su avanzada tecnología y aportación intelectual en la conferencia internacional convocada por el presidente Simón Peres, de 84 años, para fortalecer su lugar entre las naciones del mundo y buscar apoyos contra amenazas como Irán.

Inventos israelíes de uso masivo como el riego por goteo, los tomatitos cherry, las placas solares, la original Epilady o incluso el Copaxone contra la esclerosis múltiple son presentados en la conferencia «Afrontando el mañana», que concluye hoy en Jerusalén, en la que participan medio centenar de dirigentes y ex dirigentes mundiales.

«La conferencia es un reconocimiento a las grandes contribuciones a la Humanidad que han hecho Israel y el pueblo judío», explicaron los organizadores, tratando de mostrar al mundo esa otra cara de un Estado que suele aparecer en la prensa en contextos negativos.

Un contexto originado por la no resuelta cuestión palestina y las duras medidas militares aplicadas en Cisjordania y Gaza, vistas por la opinión pública mundial como castigos colectivos por el impacto que tienen en la población civil, y causante, según algunos analistas, del choque de civilizaciones entre Occidente y el Islam.

«El 90% de las veces que Israel aparece en la prensa internacional es en el contexto del conflicto con los palestinos, y eso influye negativamente en nuestra imagen como pueblo y Estado», dijo a «Efe» el representante de una de las sesenta iniciativas tecnológicas más exitosas presentadas en la conferencia.

El presidente israelí, uno de los padres y principales promotores del desarrollo científico de su país, concibió este encuentro el año pasado como una reivindicación, una forma de mostrar la otra cara de Israel y legitimar su existencia a pesar de todas las críticas.

Para el octogenario Peres, «la ciencia» es sinónimo de «futuro», y el «fundamentalismo», sinónimo de «pasado», e Israel identifica en el fundamentalismo islámico su principal amenaza.

Pinhas Avivi, director general adjunto en el Ministerio de Exteriores, cree que ésa es la razón de ser de esta conferencia y no la búsqueda de legitimidad internacional. «La importancia de esta conferencia estriba en que sentimos que hay que unir todas las fuerzas democráticas y liberales del mundo para garantizar que nos defendemos juntos contra los peligros del extremismo religioso», declaró.

Avivi explicó que si bien es cierto que en la primera parte de la actual década, durante los peores momentos de la «intifada» de Al Aksa, hubo severas críticas contra Israel, ahora la situación es muy distinta. «Después del cisma entre los palestinos (en junio de 2007), hay mucha más empatía hacia Israel y lo podemos ver en esta conferencia, en la que participan trece jefes de Estado y 31 ex presidentes y ex primeros ministros», agregó.

Subrayó Avivi que el Ministerio de Exteriores «ya no siente que tenga que convencer a nadie para que venga a Israel. El año pasado vinieron por propia iniciativa unos 50 presidentes, primeros ministros y titulares de Exteriores».

Un funcionario de la Oficina del Primer Ministro, Ehud Olmert, confirmó las valoraciones del diplomático al considerar que «desde 2005 hay un nuevo lenguaje en los gobiernos hacia Israel», pero «no así en la opinión pública», tendencia que esta conferencia quiere ayudar a cambiar.

Aun así, también quedan unos cuarenta países, la mitad de ellos árabes o islámicos, que no reconocen al Estado judío, y con los que no podrá normalizar por completo sus relaciones hasta que se resuelva la cuestión palestina.

Buena parte de ellos aprovecharon el aniversario de ayer para marcar de modo patente su hostilidad hacia el Estado judío. A la cabeza de todos, el grupo palestino más hostil a Israel, Hamas, uno de cuyos líderes, Mahmud A-Zahar, afirmó que «Israel desaparecerá algún día». Los palestinos conmemorarán hoy, jueves, el aniversario de lo que para ellos es la «Nakba» o «Desastre».

Junto a Hamas, otro acérrimo enemigo de Israel, el presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, volvió a criticar ayer al Estado hebreo, al que amenaza con periodicidad casi semanal, y consideró que los países de Oriente Medio lo «extirparán» en cuanto tengan la oportunidad de hacerlo. Mientras, la Liga Árabe consideró que la creación de Israel fue la «mayor operación de limpieza étnica tras la II Guerra Mundial», y unos 1.500 refugiados palestinos se manifestaron junto a la frontera libanesa-israelí para exigir su derecho a regresar a su patria.