Pocos minutos después de que los enfrentamientos provocaran la víctima mortal, identificada como Isis Obed Murillo, el avión que llevaba a Zelaya apareció sobrevolando la capital hondureña.

Sus seguidores vitorearon la aparición de la aeronave, pero las Fuerzas Armadas, que tenían controlada la terminal aérea desde primeras horas de la mañana, colocaron vehículos militares en la pista para evitar que el avión pudiera aterrizar.

Tras sobrevolar un par de veces el aeropuerto y cuando la Fuerza Aérea hondureña se disponía a enviar aviones de combate, el aparato de Zelaya viró y puso rumbo a Nicaragua.

Ese fue el punto final para la manifestación más multitudinaria que ha tenido lugar en Honduras desde que los militares derrocaron y expulsaron del poder a Zelaya, el pasado 28 de junio, y pusieron en su lugar a Roberto Micheletti.

La reacción del nuevo presidente fue decretar un toque de queda de aplicación inmediata.

Durante la jornada, el Gobierno hizo continuas conexiones en cadena nacional para retransmitir mensajes repetidos del propio Micheletti y de la Iglesia católica que dejó a las emisoras de radio y televisión sin capacidad para poder dar cuenta de lo que estaba sucediendo en la capital.

El Gobierno que detenta el poder desde el pasado domingo había dejado claro que no permitiría la entrada del depuesto gobernante, que el sábado por la noche asistió a la reunión de la Organización de Estados Americanos (OEA), en la que se suspendió a Honduras del Sistema Interamericano.

Las autoridades de Aeronáutica Civil anunciaron que el avión del depuesto presidente no había recibido permiso para entrar en el espacio hondureño y había sido desviado a El Salvador.

Por su parte, el nuevo presidente, Roberto Micheletti, aseguró que ese vuelo no había recibido autorización de entrada en el país para evitar "conflictos internos".

"Aquí no se ha derramado una gota de sangre de ningún hondureño y esto (la llegada de Zelaya) podría tener como consecuencia eso", dijo Micheletti en conferencia de prensa antes de los incidentes.

El nuevo presidente, que se había pasado la semana asegurando que si Zelaya volvía al país sería detenido, afirmó hoy que "hay tiempo para reflexionar, para dialogar, para resolver estos problemas".

"En su momento (Zelaya) va a tomar la decisión de venir y entregarse al país normalmente para que podamos, para que puedan las autoridades que corresponda, decidir lo que es correcto hacer con el presidente Zelaya", agregó Micheletti, sin explicar por qué hoy no era ese día.

Por otra parte, el nuevo presidente cargó contra los mandatarios de Nicaragua, Daniel Ortega, y Venezuela, Hugo Chávez, por no respetar a su Gobierno e, incluso, denunció movimientos de tropas nicaragüenses en la frontera, una información que fue desmentida tajantemente por el propio Ortega.

"Juro ante Dios que Nicaragua no está desplazando tropas hacia Honduras, esto no es mas que una burda maniobra de los golpistas", dijo.

A pesar de la suspensión y las denuncias contra el resto de gobiernos de la OEA, Micheletti reaccionó a la decisión del organismo de suspender a Honduras con el ofrecimiento de un "diálogo de buena fe" para resolver la grave crisis política que vive el país.