Los líderes de la Unión Europea celebran hoy una cumbre destinada a reforzar su política exterior en un momento de tensiones internas debido a la polémica expulsión de gitanos rumanos y búlgaros por parte de Francia.

El tema no figura en la agenda oficial del Consejo Europeo, pero la situación de los gitanos en Europa planeará sobre la cumbre, así como sobre las conversaciones bilaterales que puedan tener el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y el de la CE, el portugués José Manuel Durao Barroso.

Anoche, la comisaria europea de Justicia, Viviane Reding, pidió disculpas por el tono de algunas de sus palabras que han irritado enormemente a las autoridades francesas.

Según fuentes del Partido Popular Europeo (PPE), las disculpas han sido aceptadas por el Gobierno francés, que ha prometido además máxima cooperación con Bruselas en este asunto.

Según explicó a los periodistas el secretario general del PPE, Antonio López-Istúriz, el presidente del Ejecutivo comunitario ha trasladado al primer ministro francés, François Fillon, las excusas de Reding.

La comisaria atacó esta semana con dureza la política de París y la comparó implícitamente con las deportaciones de determinados grupos étnicos llevadas a cabo durante la Segunda Guerra Mundial.

Tras una airada reacción por parte de las autoridades francesas, Barroso y Fillon abordaron anoche la polémica durante la reunión de líderes conservadores europeos celebrada a las afueras de Bruselas.

La cumbre extraordinaria de la UE, de un solo día, ha sido convocada por el presidente permanente, Herman Van Rompuy, para coordinar la posición de los veintisiete miembros de la UE de cara a las importantes citas internacionales programadas para el semestre.

"No basta con tener un mensaje común, también tenemos que hacerlo llegar de manera efectiva. Nuestra pegada está por debajo de nuestro peso: 500 millones de personas y 22% de la riqueza mundial", advierte Van Rompuy en un vídeo institucional previo al encuentro.

Es la primera vez desde la entrada en vigor del Tratado de Lisboa que el Consejo Europeo dedica una sesión monográfica a las relaciones exteriores con la participación de los ministros responsables.

En las próximas semanas, la Unión, representada por Van Rompuy y/o Barroso, tiene programadas importantes cumbres bilaterales con los países asiáticos (ASEM), China, Corea del Sur, India y Estados Unidos, y tomará parte en la reunión de Seúl del grupo de las veinte principales potencias más industrializadas y emergentes (G-20).

Todos ellos son vistos por Europa como "socios estratégicos", aunque no está claro que, a la inversa, cada uno de ellos considere a Europa un interlocutor fiable con un discurso coherente.

"Tenemos socios estratégicos, ahora lo que necesitamos es una estrategia", reconoce Van Rompuy.

Van Rompuy tiene previsto aprovechar el almuerzo de los líderes para presentar un resumen de los trabajos realizados hasta ahora por el grupo especial que preside desde marzo con la misión de acelerar la reforma de las reglas de la unión económica y monetaria.

El grupo, integrado en su mayoría por los ministros de Finanzas, debe presentar su informe final en octubre, pero sus deliberaciones han encallado a principios de esta semana cuando se trataba de definir el repertorio de sanciones que aguardarán a los gobiernos que violen la disciplina presupuestaria.

En otro almuerzo paralelo, los ministros de Asuntos Exteriores tienen previsto evaluar la situación en Pakistán, tras las catastróficas inundaciones de este verano, y la posibilidad de conceder a este país ventajas comerciales temporales que le ayuden a recuperarse.