El primer ministro húngaro, Víktor Orbán, defendió ayer ante el pleno del Parlamento Europeo su legitimidad para realizar en su país consultas "sinceras" sobre la reinstauración de la pena de muerte o los miedos de la población respecto a la llegada de inmigrantes, "con independencia de lo que opine Bruselas". La intervención de Orbán despertó duras críticas en buena parte de la Eurocámara.