Japón puso fin ayer a dos años de apagón nuclear, desencadenado por la catástrofe de Fukushima, con la reactivación de la central de Sendai, la primera que empleará las nuevas medidas de seguridad exigidas. Se trata del mayor apagón desde que el archipiélago nipón empezó a producir energía nuclear en 1966. En cualquier caso, el fin de la moratoria cuenta con el rechazo de un 60% de la población.

Kyushu Electric Power, propietaria de la planta de Sendai, retiró las barras de control -que interrumpen el proceso de fisión- del reactor 1, que generará electricidad en fase de prueba desde mañana, jueves, y comenzará a suministrarla al consumidor en septiembre. En octubre está prevista la reactivación de la unidad 2 de Sendai, otro de los cinco reactores que ya cumplen los nuevos estándares de seguridad en Japón.

La Autoridad de Regulación Nuclear ha exigido que las centrales que vuelvan a operar activen defensas más sólidas (desde muros antitsunami más altos a un mayor número de generadores auxiliares) para estar en condiciones de protegerse con garantías de seguridad contra fenómenos naturales como el terremoto y el tsunami que causaron el desastre de 2011 en Fukushima, el peor accidente nuclear desde el de Chernobil (Ucrania) de 1986.