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Trump, el gran provocador

El magnate inmobiliario reina en las encuestas republicanas para la Casa Blanca, con una precampaña de ataques a mujeres, latinos y periodistas

Trump se prepara para intervenir en un acto de la precampaña republicana. REUTERS

El magnate Donald Trump, poseedor de una fortuna de 10.000 millones de dólares, ha hecho de la provocación un arma política de primera magnitud. Trump, de 69 años, encabeza las encuestas de los precandidatos republicanos a la Casa Blanca gracias a una popularidad que aumenta con cada una de las polémicas que protagoniza. Su 22,5% de respaldo popular le coloca incluso muy por encima de cualificados rivales como Jeb Bush (11,8%) o el gobernador de Wisconsin, Scott Walker (9,3%), a pesar de que su precampaña está basada en ataques a mujeres, inmigrantes, demócratas y periodistas.

Su más reciente provocación fue un ataque a la moderadora del primer gran debate republicano de la precampaña, Megyn Kelly, de quien dijo que había sido dura con él porque tenía la menstruación. "Podías ver cómo le salía sangre de los ojos. Le salía sangre de su?, de donde sea", dijo. Sin embargo, Trump no ha salido del todo airoso, ya que la polémica le costó el veto en un acto organizado por el blog conservador "Red State" y la dimisión de su asesor principal, Roger Stone.

Y esta es solo la punta del iceberg de los comentarios machistas del magnate. En 2011 insultó a su exabogada cuando ésta le pidió un momento para amamantar a su hija, tachándola de "desagradable". Ni siquiera la líder demócrata se libra de sus ataques. En junio, Trump retuiteó: "Si Hillary Clinton no puede satisfacer a su marido, qué le hace pensar que puede satisfacer a los americanos".

Pero sus agresiones no van sólo contra las mujeres, ya que también ha soltado perlas racistas. En 2011 acusó a Obama de no haber nacido en territorio estadounidense y le obligó a hacer pública su partida de nacimiento. En 2013, aseguró que en Nueva York la mayoría de los crímenes son cometidos por negros y latinos. En fin, durante el citado debate republicano calificó a los inmigrantes mexicanos de "corruptos, delincuentes y violadores", además de insistir en que construirá un muro en la frontera con México y hará que lo paguen los propios mexicanos.

Lejos de retractarse y pedir disculpas, Trump sostuvo esta misma semana que, pese a todas las polémicas sobre mujeres e inmigrantes, logrará su voto, y aprovechó para cargar contra los periodistas políticos, a quienes llamó "carroñeros" y contrapuso a los "buenos chicos" de la prensa económica.

A raíz de sus declaraciones contra los mexicanos, el chef asturiano José Andrés, que tiene una exitosa cadena de restaurantes en EE UU, decidió cortar sus lazos con el magnate. "Más de la mitad de mi equipo es hispano, así como muchos de nuestros clientes y, como orgulloso inmigrante español, creo firmemente en el respeto que cada ser humano merece, independientemente de su situación migratoria" declaró el chef. Ahora, Trump le reclama diez millones de dólares por negarse a abrir un restaurante en un hotel que está construyendo en Washington.

Trump sabe cómo llamar la atención y generar comentarios en torno a su persona, y el debate republicano era la ocasión perfecta para asentarse en las encuestas. Fiel a sí mismo, aprovechó para criticar a Obama por su modo de llevar la campaña contra el grupo yihadista Estado Islámico -sin tropas en tierra- y para mostrarse, junto con los demás aspirantes, muy duro contra el aborto. Sin embargo, a la hora de hablar del matrimonio homosexual, legalizado recientemente en el país, tanto el magnate como el resto de republicanos bajaron el tono.

Donald Trump nació en Nueva York en 1946, hijo de un empresario inmobiliario al que tomó el relevo a los 28 años. Se graduó en Economía y Antropología en la Universidad de Pensilvania y, además de manejar numerosos hoteles y casinos, ha escrito trece libros y coescrito otros cinco. Respecto a su vida personal, se ha casado tres veces y es un habitual de las revistas del corazón y de los cotilleos. No en vano es dueño de la entidad que organiza "Miss Estados Unidos" y "Miss Universo", concurso del que México se ha retirado por sus insultantes declaraciones. Contrajo matrimonio en 1978 con la deportista checa Ivana Winkelmayer, con la que tuvo tres hijos. Sin embargo, el matrimonio no funcionó y en 1990 se divorciaron. El multimillonario tuvo que cederle diez millones de dólares y algunas de sus mansiones, además de pasarle una pensión de 600.000 dólares anuales.

Fue precisamente en 1990 cuando comenzaron los rumores de que Trump sufría dificultades económicas. Un año más tarde, su mayor casino, el Taj Mahal de Atlantic City, estaba al borde del precipicio con una deuda de 3.000 millones de dólares. Para rescatarlo el magnate tuvo que vender su compañía aérea y su yate. En 1992, quebró otro de sus principales hoteles, el Trump Plaza, con una deuda de 550 millones, por lo que tuvo que ceder su control mayoritario a prestamistas. Aún así, logró superar la crisis y mantuvo su fortuna y su prestigio.

En 1993 se casó con la actriz Marla Maples, de la que se divorció seis años después y con la que tuvo una hija llamada Tiffany. En 2004, Trump se enfrentó a su tercera quiebra, en este caso en la compañía que controla todos sus casinos y tuvo que invertir parte de su fortuna personal para superarla. Un año después amplió su dimensión mediática con el estrenó del reality show "El aprendiz", en el que los aspirantes compiten por un contrato para dirigir una de sus empresas. En 2009 se derrumbó la empresa que, tras las quiebras anteriores, había creado para controlar su imperio y sus acciones cayeron de 4 dólares a 25 céntimos. Desde 2005 está casado con la modelo eslovena Melania Knauss, 24 años más joven que él, con la que tiene un hijo.

Acostumbrado a caer, levantarse y vivir en la cuerda floja, Trump no les ha ahorrado provocaciones ni a los mismos republicanos. Hasta el punto de haber declarado tras el primer debate que si no gana las primarias, en las que se mediará con 16 rivales, se presentará como independiente.

Ese sería, sin duda, el peor escenario para quien se alce con la candidatura a la Casa Blanca, pues dividiría el voto conservador. Lo sabe bien George Bush padre, quien en 1992 perdió ante el demócrata Bill Clinton, gracias al 19% de votos que le robó el independiente Ross Perot. Tal vez por eso, el propio Clinton ha sido una de las personas que con más fuerza ha recomendado a Trump que se lance a la carrera presidencial. Confiando, sin duda, en que su presencia sea uno de los mejores aliados de Hillary Clinton.

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