La actual oleada de protestas contra la reforma laboral del Gobierno socialista francés ha propiciado, además de huelgas y manifestaciones, un fenómeno hasta ahora desconocido en el Hexágono: las ocupaciones de plazas por "indignados" -similares a las que en 2011 vertebraron el 15-M español- que ya se han extendido a más de 20 ciudades.

Todo empezó el pasado jueves en París, después de una dura y lluviosa protesta contra la reforma, saldada con más de cien detenidos y una docena larga de policías heridos. Tras las últimas escaramuzas, algunos centenares de personas se dirigieron a la emblemática plaza de la República con la intención de acampar en ella para pasar "la nuit debout" (al pie de la letra, la noche en pie). Mientras se montaban los primeros tenderetes y cobijos, se iniciaban también los debates sobre la desobediencia civil o los modos de vida comunitaria alternativa que permitan prescindir del dinero. Sin olvidar las llamadas a derribar el Gobierno y someter a juicio a sus miembros.

La idea fue lanzada a finales de febrero por el periódico alternativo "Fakir". El objetivo: evitar que tras una jornada como la del jueves, en la que cientos de miles de personas se manifestaron en más de 230 ciudades, la masa se disgregue y vuelva a sus casas.

La noche del jueves hubo cine, conciertos en vivo y una intervención del economista Frédéric Lordon, del colectivo "Economistas aterrados", que defiende, entre otras posturas, la supresión de la Bolsa, el establecimiento de límites al beneficio accionarial o la recuperación de la soberanía económica como defensa ante los daños de la globalización.

A primera hora de la mañana del viernes, la Policía desalojó la plaza sin incidentes, pero los presentes se conjuraron para volver por la noche, dando germen a un movimiento de cuya espectacular multiplicación se están ocupando las redes sociales, que permiten seguir en directo la ocupación a través de la aplicación de vídeo "Periscope".

Tampoco hubo incidentes graves cuando se repitió el desalojo el sábado por la mañana, jornada en la que, horas después, un grupo de "indignados" se dirigió a una iglesia en la que la alcaldesa socialista de París, Anne Hidalgo, estaba participando en un encuentro con ciudadanos que optó por abandonar con discreción cuando empezó a recibir preguntas de "indignados". Inquirida por los medios sobre la ocupación de la República, Hidalgo se mostró encantada de "la vitalidad de París", pero advirtió a los congregados contra la "privatización" de espacios públicos. Esa noche los congregados fueron atacados por ultraderechistas, desalojados por la Policía, pero finalmente, los reunidos consiguieron no ser desalojados el domingo por la mañana, al igual que ocurrió ayer. Hoy, martes, las concentraciones serán seguidas con extrema atención porque está convocada una nueva jornada nacional de protesta contra la reforma laboral.