Mevlüt Mert Altintas, el policía turco que el lunes asesinó a tiros al embajador ruso en Ankara, fue suspendido de empleo dentro de la purga lanzada por el Gobierno tras el intento de golpe de Estado del pasado julio.

Según informó ayer el diario "Hürriyet", el agente fue suspendido el 4 de octubre pero regresó a su puesto el 16 de noviembre.

El rotativo afirma que Altintas se tomó el lunes de permiso y se instaló en un hotel cerca de la galería a la que el embajador, Andrei Karlov, acudió a inaugurar una exposición de fotografías. El agresor entró en la galería mostrando su identificación policial.

Altintas se colocó tras el diplomático ruso, que no contaba con protección, y le disparó once veces por la espalda, alcanzándole con nueve balas.

"No se olviden de Alepo, no se olviden de Siria", gritó tras abatir al diplomático, tras lo cual se atrincheró hasta que las fuerzas de seguridad lo abatieron.

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se refirió ayer al ataque como una "provocación" para dañar las relaciones con Rusia -que están en plena fase de recomposición-, pero advirtió que su Gobierno no permitirá que eso suceda.

"Compartimos la misma opinión que (el presidente ruso Vladimir) Putin de que nuestra creciente colaboración, principalmente en Siria, no quedará arruinada", dijo Erdogan.

Rusia y Turquía investigarán conjuntamente el asesinato de Karlov. Pero ayer, además, los dos países e Irán acordaron relanzar el proceso de paz sirio sin contar con EE UU, en una reunión en Moscú a la que asistieron sus ministros de Exteriores: el ruso Serguei Lavrov, el iraní Mohamad Yavad Zarif y el turco Mevlüt Cavusoglu.

Como primer paso de su colaboración, los tres coincidieron en la necesidad de extender el alto el fuego en Alepo a toda Siria. Los tres países confirmaron su "firme voluntad" de combatir conjuntamente al Estado Islámico y al Frente al Nusra. "La prioridad no debe ser el cambio de régimen, sino aplastar la amenaza terrorista", dijo Lavrov.