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Fuego en el G-7 para asustar a Kim

El magnate se carga la cumbre de los Siete Grandes con dos furiosos tuits para calentar la reunión con el norcoreano

Los exabruptos de Donald Trump alcanzaron el sábado su apoteosis cuando el magnate ya volaba hacia Singapur para reunirse mañana con Kim Jong-un, pero la cumbre del G-7 aún se estaba celebrando en Canadá. Desde el "Air Force One" Trump envió dos furiosos tuits en los que insultaba al primer ministro canadiense, Justin Trudeau, amenazaba con imponer pesados aranceles a los automóviles que exporta su vecino del Norte y, lo peor, ordenaba a los funcionarios estadounidenses que se habían quedado para consensuar la declaración final que retiraran su firma del texto.

Como el niño malcriado que sin duda es, Trump gritó y pataleó y amenazó con romper la baraja. Pero de nuevo parece que el presidente de EE UU estaba actuando: le prendía fuego a una cumbre que le desagrada profundamente para meter miedo a su interlocutor del martes, coprotagonista de una cita que le resulta mucho más atractiva, quizá porque aspira a hacer con Kim lo que no puede hacer con Merkel, Macron y Trudeau: abusar. O porque cree que puede presentarse como garante de la paz mundial, en vez de como furibundo proteccionista.

El asesor económico del multimillonario neoyorquino, Larry Kudlow, tenía las claves del comportamiento del eterno adolescente: "No va a permitir que un primer ministro canadiense le avasalle. No va a permitir exhibir debilidad cuando va a negociar con Corea del Norte".

Así que la culpa fue de Trudeau. Que también fue la víctima de la mistificación. ¿Y qué dijo Justin? Pues que Canadá "sin duda" tomará represalias comerciales contra EE UU para responder a los aranceles norteamericanos al acero y aluminio canadienses. Trudeau jura que así se lo había dicho "directamente" a Trump: "Somos educados, pero no permitiremos que nos presionen".

El magnate se lo tomó fatal, insultó a Trudeau llamándole "débil y deshonesto" y le acusó de haber sido "sumiso" en su presencia y después lo contrario. "Nos apuñaló por la espalda", resumió Kudlow. La cumbre, claro, fue un fiasco. Pero Francia y Alemania no se arredran. Macron pidió acabar con las "rabietas". Merkel, más afectada, juzgó "deprimente" la actitud de Trump.

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