La canciller alemana, Angela Merkel, descartó ayer someterse a la moción de confianza en el Parlamento que le piden los liberales del FPD después de la derrota por sorpresa, el martes, de uno de sus más estrechos colaboradores como jefe de su grupo parlamentario conservador, formado por las Uniones Cristiano Demócrata y Cristiano Social de Baviera (CDU/CSU).

La posición de Merkel ha sido respaldada tanto por miembros de la CDU como por integrantes del Partido Socialdemócrata (SPD), sus socios menores en el Gobierno de coalición.

La inesperada elección de Ralph Brinkhaus como jefe del grupo parlamentario conservador en una elección de carácter rutinario provocó la caída, después de trece años en el puesto, de Volker Kauder, una de las personas más cercanas a Merkel.

El movimiento se interpretó rápidamente en Berlín como una nueva pérdida de poder de la dirigente y un castigo a la gestión de su cuarta legislatura, en la que en tan solo dos meses se ha visto obligada a cerrar in extremis dos grandes crisis de Gobierno en su Ejecutivo de coalición con el SPD. Ambas crisis han sido desatadas por los socialcristianos bávaros de la CSU.