George Bush, 41.º presidente de los Estados Unidos, nacido en Massachusetts en 1924 y fallecido ayer en Houston (Texas), visitó Asturias el 1 de abril de 1997, con motivo de su participación en el Campus Internacional, una iniciativa de la Universidad, el Ayuntamiento de Oviedo y LA NUEVA ESPAÑA, que incluyó una conferencia en el Campoamor, una recepción en el Consistorio y un recorrido por los monumentos prerrománicos del Naranco.

También tuvo tiempo de pasar por la redacción de este periódico, en donde fue obsequiado con una portada con su célebre foto tirándose en paracaídas para celebrar sus 72 años. "Esta primera página irá a mi museo de Texas", dijo entonces el político, que también estampó su firma en el libro de honor del Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA, el foro cultural del diario. En ella escribió lo siguiente: "Es un placer estar en la histórica ciudad de Oviedo. Siempre fue una alegría trabajar con España cuando fui presidente. Muchas gracias a todos". A lo largo de su estancia en la región, Bush hizo gala de una gran afabilidad y hasta concedió una entrevista al periódico en la que expresaba sus deseos de cambio democrático para Cuba. En Estados Unidos gobernaba entonces Clinton y acababa de promulgarse la ley Helms-Burton, que endureció el embargo a la isla.

Bush ya abogaba entonces por una vida activa en la vejez. De hecho continuó celebrando en paracaídas sus 80, 85 y 90 cumpleaños, cuando ya tenía serios problema de movilidad. "Aunque uno sea mayor, se lo puede pasar muy bien", afirmó. Bush habló, en sus declaraciones a este periódico, de Barbara, su mujer, que estaba de viaje en Egipto, de sus nietas y de su papel en el inicio de la guerra del Golfo. También aprovechó para recordar el respeto que suscita España en América Latina.