El cierre parcial de la Administración de EE UU desencadenado por el presidente Trump el pasado 22 de diciembre cumple hoy 22 días con lo que se convierte en el más largo que ha conocido el país. La parálisis administrativa más duradera que hasta ahora había sufrido EE UU se produjo durante la presidencia del demócrata Bill Clinton entre diciembre de 1995 y enero de 1996 y se resolvió a los 21 días.

El actual cierre administrativo afecta a unos 800.000 empleados gubernamentales, que llevan ya tres semanas sin percibir sus salarios, por lo que ayer y el jueves, hartos ya de una situación a la que no se le ve un final próximo, salieron a las calles de varias ciudades del país para protestar.

"Miles de estadounidenses que trabajan duramente están siendo excluidos de sus puestos de trabajo por una simple razón de política del miedo. ¡Qué vergüenza de Senado! ¡Qué vergüenza de Casa Blanca!", exclamó el presidente de la AFL-CIO, el mayor sindicato de EE UU, Richard Trumka, en Washington ante más de un millar de empleados públicos.

Los trabajadores se concentraron ante la Casa Blanca para pedir a Trump la reapertura de la Administración, con pancartas en las que se podían leer mensajes como "Quiero volver a trabajar" o "Congreso: haz tu trabajo y así podremos hacer el nuestro". En otras ciudades, como Filadelfia (Pensilvania), Odgen (Utah) o Denver (Colorado) también se registraron manifestaciones organizadas por los sindicatos.

Para hacer frente a la suspensión de pagos, miles de empleados federales han decidido reclamar subsidios de desempleo, a pesar de que técnicamente sí tienen trabajo. Más de 4.700 trabajadores públicos se apuntaron a las listas del paro en la última semana de diciembre. De este modo, los empleados percibirán un subsidio por estar oficialmente desempleados.

Teóricamente, una vez que se reabra la Administración los funcionarios cobrarán las nóminas que hayan dejado de cobrar, pero los miles de empleados que trabajan en régimen de subcontrata la Administración no tendrán la misma suerte.

Entre tanto, y con los canales de diálogo cortados con el Congreso, Trump lanzó ayer una serie de tuits en los que asegura que en la frontera con México hay "una invasión" y, por ello, "la situación es mucho peor de lo que la mayoría de la gente piensa".

Trump, que ya el pasado miércoles trazó un panorama catastrofista de las consecuencias de la inmigración en EE UU, escribió estos tuits tras visitar la frontera el jueves, en un acto propagandístico con el que pretende contrarrestar el malestar causado por la falta de funcionamiento de numerosas agencias estatales.

"La barrera de acero, o el muro, deberían haber sido construidos hace tiempo por las administraciones previas. Nunca lo hicieron. Yo lo haré. Sin ella, nuestro país no puede estar seguro", subrayó Trump, cuya última oferta a los demócratas, la pasada semana, fue un muro de acero en lugar del que había proyectado erigir en hormigón.