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Las prioridades del negociador Joe Biden para volver a cohesionar a los estadounidenses

La agenda de nuevo presidente de EE UU chocará con una mayoría escasa en el Congreso y tribunales plagados de conservadores

Joe Biden, que hoy jurará como 46.º presidente de Estados Unidos.

Joe Biden afronta desde hoy la tarea de volver a cohesionar a los estadounidenses y también la de reactivar la economía, afectada por los estragos de la pandemia, descontrolada por la Administración Trump y por los propios gobiernos de los estados y condados. El presidente electo tiene grandes planes para extender la protección sanitaria; reactivar la producción de energías limpias frente a los “lobbies” de las grandes petroleras; detener la construcción del muro fronterizo con México; aumentar los impuestos a los ricos (con más de 400.000 dólares de ingresos anuales) y reducir los aranceles de Trump, que afectan a productos agrarios españoles y asturianos. Para lograr sus objetivos, Biden necesitará algo más que negociar, a lo que está muy acostumbrado. La mayoría demócrata en la Cámara de Representantes y en el Senado es débil y el poder judicial federal está plagado de conservadores designados por Trump. Biden, el conciliador, no tendrá un segundo para aburrirse. A continuación se detallan los grandes desafíos de la legislatura que comienza.

Luchar contra la pandemia. Es la prioridad. Biden quiere ampararse en la Ley de Producción de Defensa para producir equipos de protección para los sanitarios, además de invertir 2.000 millones de dólares en estimular la economía.

Reformar el sistema sanitario. El presidente quiere extender la cobertura pública, pero sus propuestas no contentan al ala más progresista de su partido, que reclama una cobertura universal, a través del Medicare.

Mano blanda con los ilegales. La construcción del muro fronterizo con México se detendrá y los inmigrantes ilegales sin papeles podrán optar a la ciudadanía estadounidense.

Más impuestos para los ricos. Quienes ganen más de 400.000 dólares al año pagarán más impuestos. En este punto Biden tendrá que pelear en el Congreso, ya que la oposición a esta medida se encuentra también dentro de sus propias filas.

Retomar la lucha contra el cambio climático. Tampoco será fácil. Los “lobbies” de las energías fósiles tienen gran poder de persuasión y los tribunales en los que pueden acabar las reclamaciones están dominados por conservadores.

Suprimir los aranceles de Trump. Es una de las peticiones que llegan desde la Unión Europea. Será necesario negociar con China. El proceso llevará su tiempo.

Educación más barata. Los demócratas quieren una universidad gratuita y un aumento del gasto para las escuelas ubicadas en las zonas menos favorecidas. De momento, el equipo demócrata quiere revertir las órdenes de Trump, por ejemplo, sobre estudiantes transgénero.

Revolución en defensa. El ejército es la primera industria del país y Biden quiere darle un giro total, desde el control del arsenal nuclear a la protección para militares transgénero. Biden también quiere negociar una nueva versión de la Ley de Poderes de Guerra y reescribir la autorización posterior al 11 de septiembre para la utilización de la fuerza en Afganistán e Irak.

Acceso a la vivienda más justo. Donald Trump revocó las protecciones contra la discriminación en la vivienda, como parte de sus esfuerzos por ganarse a los votantes suburbanos blancos. Es casi seguro que la administración Biden volverá a impulsar normas de vivienda que favorezcan a las minorías.

El control de internet y las redes. Las protecciones legales que disfrutan las principales plataformas tecnológicas como Google, Twitter y Facebook cambiarán bajo la presidencia de Biden, al menos ésa es la pretensión de los demócratas. Lo más probable es que el presidente, un negociar nato, llegue a pactos y consensos contando con el Congreso.

Atajar la crisis social. Es la asignatura estelar de la legislatura. El Partido Demócrata quiere ver estas elecciones como un salto adelante en la constitución del estado social que nunca ha existido de hecho en Estados Unidos. En ese punto también chocan moderados y progresistas más avanzados, con Bernie Sanders a la cabeza. De hecho, la necesidad de un acuerdo previo entre Biden y Sanders permitió incluir un contenido más progresista al programa de un centrista como Biden. En el ala más radical del partido se encuentra la combativa congresista neoyorquina Alexandra Ocasio-Cortez, miembro de la Cámara de Representantes, sin duda una de las políticas a las que el nuevo presidente intentará “domesticar”. Otra cosa es que lo consiga.

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