La iglesia parroquial de San Cucao, en Llanera, guarda en su interior infinidad de pequeños detalles que en realidad hablan de grandes historias. Es posible conocer la procedencia de prácticamente todas las imágenes y piezas que se encuentran dentro del templo, pero hay varias que llaman la atención sobremanera. Además del magnífico retablo manierista del siglo XVII, también atrae la vista del visitante el sarcófago de piedra que hoy está ubicado al fondo de la nave central, bajo la escalera que sube a la zona del coro.

Se trata, escribe el director del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA), Ramón Rodríguez, de un sarcófago de la familia Valdés, del siglo XV. Antes de la restauración de la iglesia que se hizo en 1996, se encontraba "en el lado del Evangelio", añade Rodríguez. No se explicitan más datos sobre este sepulcro y tampoco aparece más información al respecto aunque se busque. La singular pieza está ubicada en un templo que sufrió numerosas reformas y que fue destruido en la Guerra Civil, tras la que de nuevo fue levantado. Se abrió al culto tal y como lo vemos hoy en 1943.

El sarcófago de la familia Valdés, del siglo XV, en el interior de la iglesia de San Cucao. P. T.

Según explica el texto con el que la asociación vecinal repasa la historia de la iglesia, que corresponde en parte a descripciones incluidas en los trabajos de Ramón Rodríguez sobre San Cucao, las capillas del crucero del templo cuentan con retablos posteriores a la Guerra Civil. "El del lado de la Epístola, o altar de San Antonio, hecho en los talleres ovetenses de Arce, se instaló en 1945 y costó 2.500 pesetas. El del lado del Evangelio, o altar de la Virgen del Rosario, fue regalado en 1948, junto a una imagen de Santa Teresita, por María de la Paz Rodríguez, viuda de Huergo. El coste del retablo y de la imagen ascendió a 7.385 pesetas", señala el colectivo.

Hay asimismo un vía Crucis, imágenes en los retablos laterales y los Sagrados Corazones, y numerosos objetos destinados al culto, que "fueron donados por devotos feligreses, adquiridos por cuestaciones populares o comprados por la propia parroquia".

Vista del acceso principal al templo, con un tejo de gran porte a la derecha. P. Tamargo

Después de la última restauración del templo, que se llevó a cabo gracias una vez más a la determinación de una parroquia que se destaca por la unidad vecinal, "cuelgan en la nave dos magníficas lámparas de araña, del siglo XIX, adquiridas en un anticuario cántabro". "Pero la pieza artística de mayor valor, es, sin duda, el magnífico retablo mayor", añade la información de la asociación acerca de una iglesia de gran porte también en su exterior y ubicada en un entorno natural de gran belleza que siempre merece la pena visitar y desde donde, por ejemplo, hay una hermosa panorámica del Palacio de Villanueva.

Parte trasera del templo de San Cucao. P. Tamargo