Iniciamos con este pequeño artículo una serie sobre el patrimonio arquitectónico de Llanera, que esperamos culminar con una referencia especial a su estado de conservación, muy deficiente, por desgracia, en varios casos, con la esperanza de tocar el corazón de propietarios y autoridades para evitar su desaparición.

No son muchos los casos en que podemos contemplar hoy en el concejo edificios medievales o vestigios de ellos, y todos son, salvo uno, edificios religiosos.

Sabemos que hubo familias muy importantes en Llanera desde los tiempos de la monarquía asturiana que aquí tuvieron sus solares, pero, o bien desaparecieron, o bien sus propietarios construyeron en épocas posteriores casonas o palacios, algunos de los cuales han llegado a nuestros días.

De esas mansiones sólo pervive una fechada en la Edad Media, la torre de los Valdés, en la parroquia de San Cucao. A pesar de que la construcción original, mandada levantar a finales del siglo XIV por Diego Menéndez Valdés, sufrió cambios importantes a lo largo de las centurias siguientes, podemos decir que la torre y una parte del edificio conservan la traza y los muros originales, si bien con muchas modificaciones. Sin desdeñar reformas anteriores, el edifico experimentó en los últimos años del siglo XIX una de las mayores transformaciones, si no la mayor, de su centenaria historia. Eso ocurrió cuando el mismo dejó de pertenecer a la familia Valdés y fue comprado por un hombre acaudalado y de familia de abolengo, Aniceto Boves, casado con María González Granda, de la parroquia de Santa Cruz. Dadas las tendencias arquitectónicas de la época, muy influidas por el historicismo, que produjo magníficos edificios neorrománicos o neogóticos, don Aniceto invirtió importantes sumas de dinero para ampliar la torre de los Valdés y dotarla de diferentes elementos, como las almenas que la adornan hoy día, que le dan el aire historicista del que gustaba su propietario, uno de los carlistas de pro de Llanera y de Asturias.

Quiero resaltar uno de los motivos originales más importantes que se conservan en el edificio, los escudos de armas, que adornan las fachadas este y oeste de la torre propiamente dicha. En la que da al oriente, se conservan tres escudos, el de la familia Valdés, el más antiguo conservado de este linaje, las armas reales de la Casa Real de Castilla y León, lo que nos revela la enorme ascendencia que tuvo en la Corte don Diego Menéndez Valdés, y el blasón de la familia Bernaldo de Quirós.

Si hablamos de arquitectura religiosa se impone hacer unas consideraciones previas. Es seguro que una parte de las iglesias de Llanera, las más antiguas, tuvieron una fábrica prerrománica sustituida en algunos casos por una edificación románica posterior y en otros por una construcción barroca. Un caso aparte es la iglesia de Arlós, como veremos. Vamos a referirnos a cuatro edificios medievales o que conservan elementos medievales. Uno de ellos es la iglesia parroquial de San Miguel de Villardeveyo. Otros dos ejemplos están en la parroquia de San Cucao, la propia iglesia parroquial y la iglesia o capilla de Santa María de Villanueva, y el último lo constituye la hermosa iglesia parroquial de Santiago de Arlós.

El único resto visible de la primitiva fábrica prerrománica que pervivió hasta bien avanzado el siglo XIX en San Miguel de Villardeveyo es una excelente celosía con semejanzas en San Miguel de Liño, y que Lorenzo Arias fecha a finales del siglo IX o principios del X.

En la parroquia de San Cucao podemos señalar dos ejemplos de estilo románico. En primer lugar, tenemos la iglesia de Santa María de Villanueva, hoy capilla dedicada a la Asunción de María, donada en 1161 por doña Urraca a la Iglesia de Oviedo. Se trata de un templo de estilo popular y sin decoración alguna, que fue restaurado después de la guerra civil.

La iglesia parroquial de San Cucao, que hasta 1937, en que fue incendiada, era uno de los templos mejores y más grandes del concejo, fue restaurada, en un estilo historicista en los años cuarenta del pasado siglo. Al probable templo prerrománico, le sucedió uno románico, del que únicamente se conservan seis canecillos en la cabecera, de buena factura, que nos permite fecharlos en el románico pleno, es decir, en la segunda mitad del siglo XII. Entre ellos destacan las dos figuras zoomórficas situadas en las esquinas del testero, que nos sugieren la representación de un équido y de un toro.

Pero la gran joya románica del concejo de Llanera es, sin duda la iglesia parroquial de Santiago de Arlós enclavada en un hermoso, solitario y elevado paraje. Su advocación se debe a su situación en uno de los ramales del camino de Santiago. Es un templo del siglo XII, excelente muestra de un románico rural de calidad, con una decoración concentrada en su magnífico arco de triunfo y en la portada occidental del templo, en la que destacan sus hermosos capiteles. Decoración que se completa con unos canecillos variados y una sencilla ventana en el ábside. Su reciente restauración hace más visible la gran calidad del románico de la iglesia parroquial.

Sirva este breve repaso para poner de relieve unos elementos artísticos relevantes y unos monumentos situados en hermosos parajes que bien merecen la visita de los amantes del arte.