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Me quedo en el pueblo

Un ovetense que volvió a sus raíces

José Moreno Álvarez retornó a los 19 años junto a sus padres a Cadenao, - en San Vicente de Castañedo (Grado)

José Moreno Álvarez, junto a su coche de trabajo, en el pueblo en el que vive, Cadenao, en Grado. Ana Paz Paredes

José Moreno Álvarez dice que ya desde pequeño llevaba en la sangre el amor a la tierra y a las raíces, y eso que nació en una ciudad. "Mis padres marcharon para Oviedo por motivos laborales. Nosotros vivíamos muy cerca de Los Arenales y tenías entonces un poco de huerta y animales porque siempre nos tiró el campo, no estábamos en el meollo de la ciudad", apunta este hombre, que combina su profesión como pintor con el cuidado de su huerta familiar en Cadenao, uno de los barrios de la parroquia de San Vicente de Castañedo, en Grado.

A los 19 años consiguió convencer a sus padres para regresar al pueblo del que habían salido. "Cuando vivíamos en Oviedo veníamos bastante al pueblo para visitar a la familia. Finalmente, les convencí para comprar la casa en la que vivimos y regresamos a Cadenao. Mis padres, que al principio no querían volver, están encantados, así como también mi mujer. Mi hermano se quedó en Oviedo. Al principio teníamos tierras que trabajábamos e íbamos a vender la producción a Grado. Sin embargo, cuando mis padres fueron mayores y no pudieron continuar tuvimos que dejarlo. Para mí era mucho, ya que tengo también mi profesión de pintor, llevarlo todo yo solo era demasiado. Eso sí, nos quedamos con una pequeña huerta que yo cultivo, y tenemos también algunos animales, como gallinas y conejos", cuenta.

Para José Moreno la vuelta a Cadenao fue una liberación. Nunca le gustaron la ciudad, el bullicio, el ruido, las prisas. "Aquí la calidad de vida es total, se vive más tranquilo, mejor, y además comiendo lo que siembras, productos naturales; yo no utilizo ningún químico, sólo el cucho y el agua, como se ha hecho siempre. Te ahorras tu dinero con ello y, sin duda, cuando lo comes no tiene comparación con lo que se compra por las tiendas".

Este ovetense de raíces en Grado combina su vida en el pueblo y el cuidado de su huerta con su trabajo como pintor, empresa que lleva su propio nombre, Pinturas José Moreno, desplazándose a trabajar donde se le demanda en Asturias, un oficio que lleva ejerciendo desde los 22 años. "Estamos muy bien comunicados, y en Oviedo, por ejemplo, estoy en 15 minutos. Vivir en el pueblo no es en modo alguno un obstáculo para mi profesión, para nada". Él cree que no se puede partir de cero ni en el pueblo ni en la ciudad, "otra cosa es que tengas en herencia una casa, no sé, de unos padres o abuelos, y que tú mismo la vayas arreglando poco a poco; eso ya es otra historia".

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