2 J. Morán

Gabino Díaz Merchán (Mora de Toledo, 1926) cumple mañana, 21 de septiembre, fiesta de San Mateo, 40 años de presencia en Asturias, casi 33 de ellos como arzobispo de Oviedo (1969-2002). En esta «memoria para LA NUEVA ESPAÑA» relata los episodios más importantes de su vida, desde su infancia y la ejecución de sus padres (actualmente en proceso de canonización) hasta su llegada a Asturias, cuando experimentó cierta soledad por la complejidad de la Iglesia de aquel momento. Hablará también de la experiencia transformadora del Concilio Vaticano II o de su defensa de los derechos humanos, aun durante los años del nacionalcatolicismo. A esta primera entrega seguirán otras dos, mañana lunes y el martes.

l Ancestros manchegos y franceses. «Mis abuelos paternos eran toledanos; una familia humilde. Mi abuela paterna, Isabel, quedó viuda muy joven, con cinco hijos, y después volvió a quedar tocada otra vez cuando mataron a sus hijos, a mi padre y al marido de una hija. Mi madre era de Consuegra, un pueblo manchego a unos 30 kilómetros de Mora. De allí era también mi abuelo materno, pero mi abuela materna era de Jaén y probablemente con ascendencia francesa, por el apellido, Goubert, aunque también el Merchán podría proceder de «merchant». Mi abuelo materno quedó viudo también, con cinco hijas; se casó con una viuda que ya tenía una niña y tuvieron dos hijos más. Mi abuelo vivía en Consuegra cuando la inundación de 1903, que arrasó el pueblo. Entonces, mi abuelo se fue a vivir a Madridejos, y las hijas, todas mujeres, regañaron con la madrastra, aunque no de mala manera. Las mayores se fueron a vivir a Campo de Criptana y allá se fue mi madre cuando era todavía soltera. Una de sus hermanas, Teresa, vino a Mora, porque su marido era secretario del Juzgado, interino. Mi madre, María Paz Merchán Goubert, conoció entonces a mi padre, Gabino Díaz Martín».

l Un primo anarquista. «Esa estancia en Mora es también el origen de un primo hermano mío, Manuel Rey, hijo de Teresa, que era anarquista y que se hizo en Mora muy amigo de un chico, Carlos Torres, que luego fue el jefe del Partido Comunista (PC) en Mora. Cuando comenzó la guerra y empezaron a matar a gente, una cosa que fue impresionante, mi primo el anarquista vino de Criptana a Mora con la idea de llevarse a mis padres, pero Carlos Torres le prometió a mi primo que no les pasaría nada y se volvió a Criptana. Sin embargo, en menos de 15 días los mataron. Yo creo que no fue por una traición de Carlos Torres, sino porque alguien que estaba por encima de él le obligó a matar a mi padre».

l Padre próspero comerciante. «Mi padre era un hombre con iniciativa. Cuando se casó puso un comercio e hizo lo mismo otro hermano suyo que murió muy joven. Mi padre se hizo cargo de la familia de su hermano y juntó los dos establecimientos. Empezó a trabajar al detalle, pero al mismo tiempo abastecía a los pueblos de alrededor, a otros comerciantes, y les favorecía dándoles crédito que pagaban cuando podían. Eso le llevó a prosperar y en 1936 tenía un comercio bastante bueno; compraba en cantidades grandes y tenía un almacén».

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