Una mañana, para guarecerme de la lluvia, entré en lo que me pareció un pasadizo para cruzar de una calle a otra, pues veía otra puerta enfrente de la que yo iba a utilizar.
Al superar el arco de entrada, la claridad se enseñoreó del espacio pues el techo, en forma de cúpula, (de lo que en realidad era una galería) al ser de cristal, permitía que la luz del cielo se colase. Entonces, me fijé en las paredes que me parecieron un sueño. Todas estaban artísticamente dibujadas, predominando las figuras femeninas. Mujeres representando escenas habituales de la vida cotidiana. Motivos florales y artísticas grecas, distribuidas en torno a las ventanas, armonizan la composición.
Pronto me percaté de que no me encontraba en una galería comercial al uso, no había establecimientos abiertos al público, aquello era un patio privado utilizado para cruzar de la calle Marco Minghetti, a la Piazza dell'Oratorio. Y también para que los interesados en Art Nouveau pudieran disfrutar de las hermosas pinturas que allí se mostraban.
Había descubierto, sin pretenderlo, fruto del azar, una de las pocas galerías peatonales de Roma; "La Galleria Sciarra", construida en los años 1885- 1888, como patio del palacio Sciarra Colonna di Carbognano.
Fue el príncipe Maffeo Barberini-Colonna de Sciarra quien encargó al arquitecto Giulio de Angelis, la creación de este patio que permitía el acceso a distintos edificios propiedad del aristócrata, quien intentó participar activamente en la vida política y cultural de la Italia que le tocó vivir. Fue diputado y fundador del periódico "La Tribuna", que llegó a convertirse en uno de los diarios políticos italianos con mayor influencia. También de su mano nacieron algunas revistas literarias, en las que colaboraban prestigiosos autores como Gabrielle D'Annunzio o Matilde Serao. Con lo cual parece, no por casualidad, que el autor de los frescos de la Galleria haya sido Giuseppe Cellini, intimo amigo desde la niñez de D'Annunzio, aunque no creo que éste estuviera muy de acuerdo con el contenido dado a la temática de los dibujos. Casi me atrevería a asegurar que la idea que D'Annuncio tenía de las mujeres era totalmente distinta a la plasmada por Cellini.
El autor de la famosa novela "Il piacere" decía:
Han existido mujeres serenas de ojos claros,
infinitas y silenciosas como esa llanura
que atraviesa un río de agua pura.
Han existido mujeres con visos de oro,
Rivales del estío y del fuego, semejantes a
trigales lascivos que no hieren la hoz
con sus dientes pero arden por dentro
con fuego sideral ante el cielo despojado
D'Annunzio soñaba con una mujer seductora, moderna. Él, que perseguía la belleza de forma incansable, anhelaba que la ciudad de Roma se convirtiera, de pronto, en un bosque. Un bosque imaginario, poblado por evanescentes apariciones femeninas.
No, es casi seguro que Gabriele D'Annunzio no aplaudiría la creación de la "Glorificación de la Mujer" que en las paredes de la Galleria Sciarra se hace, pero como tenía mucho de snob, a buen seguro que agradeció a su amigo Cellini, que le inmortalizara en una de las escenas; "La Conversación Galante".
Giuseppe Cellini, utilizando la técnica de pigmentos mezclados con cera púnica; encáustica, pintó todas la imágenes femeninas y las distintas escenas que hacen única a esta galería romana.
Es una representación iconográfica, en la que se muestra a la mujer como esposa y madre, como un auténtico ángel del hogar, ofreciéndonos una visión clásica del papel de las mujeres en la sociedad.
Cellini, dio vida de forma magistral, utilizando el estilo Liberty, tan en boga en aquellos momentos, al guión dictado por el crítico literario y poeta, Giulio Salvadori, que fue el asesor e ideólogo de la temática plasmada por el pintor.
En la parte correspondiente al segundo piso, aparecen en la fachada distintas representaciones de mujeres. Cada una encarna a una virtud; Humildad, Justicia, Paciencia, Misericordia, Fortaleza, Prudencia, Amabilidad, Fidelidad, Benignidad, Sobriedad....
Debajo, diferentes escenas, en las que la mujer sigue siendo el personaje central; cuidando las plantas, en una comida familiar, una boda, arreglándose para una fiesta...
Una temática que confieso no me gusta. Esa visión paternalista e idealizada de la mujer, me parece falsa e interesada. Sé que eran otros tiempos, pero entonces ya existían mujeres cuya existencia no se limitaba a desarrollar el papel idílico que la sociedad le asignaba, como por ejemplo, Matilde Serao, periodista, escritora, que precisamente colaboraba en las publicaciones literarias del príncipe Maffeo.
Ella, Matilde, que con su comportamiento daba testimonio de que una mujer estaba capacitada para otro tipo de misiones y trabajos, que no los limitados al ámbito familiar, escribió más de cincuenta libros, fue directora de varios periódicos, pero en cuanto a defender los derechos del sexo femenino, su postura era más bien tímida, y en más de una ocasión aconseja a los hombres proteger a las mujeres... Eran otros tiempos...
Siempre resulta difícil meterse en la piel de personas que han vivido muy alejadas de nosotros, en otra época.
Ciertamente, yo preferiría ver en la Gallería Sciarra la representación de mujeres pintando, escribiendo o pilotando un avión, pero la plasmación pictórica sería otra, de acuerdo con los tiempos actuales, y nada tendría que ver con lo que ahora contemplamos.
La Galleria Sciarra es reflejo del arte de finales del siglo XIX y comienzos del XX. Una demostración del ambiente social y cultural romano en el que se funden las distintas visiones artísticas. La Galleria Sciarra es el reflejo de una época, que forma parte de la historia. Una muestra de Art Nouveau que merece la pena contemplar.