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Rocío Carrasco: ¿circo televisivo o una nueva Nevenka?

La denuncia de malos tratos hecha por la hija de Rocío Jurado, entre el ejemplo a seguir y la crítica por la forma de hacerlo

Rocío Carrasco y Nevenka Fernández

En los cuatro días posteriores a la emisión de los primeros dos capítulos (el 0 y el 1) de “Rocío. Contar la verdad para seguir viva”, una pequeña asociación sevillana que trabaja con víctimas de violencia de género recibió 60 llamadas de mujeres pidiendo ayuda. “Oro puro”, enfatiza Encina Villanueva, activista feminista de Oviedo afincada en Madrid y que colabora con esa asociación andaluza. Hoy se emite una nueva entrega y aún faltan seis más. Queda mucho por ver, por analizar y por debatir, pero para Villanueva “hay algo que ya ha sucedido y que tiene sentido en sí mismo”. Son esas 60 mujeres sevillanas –Villanueva se pregunta cuál será el dato en toda España– que al ver a la hija de Rocío Jurado en televisión afirmando haber sido víctima de malos tratos, “han abierto los ojos y han dicho: eso es lo que me está pasando a mí”.

Villanueva, historiadora del arte y máster en género, califica de “hito” lo que ha hecho Rocío Carrasco y lo compara con casos como el de Ana Orantes o Nevenka Fernández, dos mujeres que también denunciaron públicamente su sufrimiento.

Orantes lo hizo en televisión en 1997 y a los 13 días fue asesinada por su exmarido. La muerte de esta mujer granadina generó un enorme debate social similar al que se ha abierto ahora con Rocío Carrasco. Aquella reacción popular acabó en un cambio legislativo. Pese a que Francisco Álvarez-Cascos, como vicepresidente del Gobierno, tildó el asunto de “un caso aislado obra de un excéntrico”, el Gobierno del PP aprobó unos meses después un plan de acción contra la violencia doméstica que modificó el Código Penal y la ley de Enjuiciamiento Criminal con el fin de incluir el delito de “violencia psíquica ejercida con carácter habitual”.

Encina Villanueva: “En una asociación con la que trabajo se recibieron 60 llamadas de mujeres tras ver a Rocío”

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El 26 de marzo de 2001, Nevenka Fernández, concejala del PP en Ponferrada, convocaba a los medios de comunicación a una rueda de prensa en la que denunció el acoso al que estaba siendo sometida por parte del alcalde, el popular Ismael Álvarez. El pasado 5 de marzo se estrenó en Netflix la docuserie “Nevenka”, en la que se narra el caso, con un largo testimonio de la víctima. La denuncia contra el alcalde acabó con la primera condena a un cargo público por acoso sexual. Nevenka ganó la batalla judicial pero perdió la batalla social y tuvo que irse de España.

La exposición pública de los casos de maltrato, con sentencia judicial o sin ella, como el caso de Rocío Carrasco, y más si es un personaje como la hija de la Jurado, radicaliza posturas y divide a millones de telespectadores entre dos hashtags: “#yosítecreo” y el “#yonotecreo”.

Rocío Carrasco, durante la primera entrega de 'Rocío, la verdad para seguir viva'

Desde la Plataforma Feminista de Asturias creen que es mejor que se conozcan estos casos a que permanezcan silenciados, pero tienen claro que “Telecinco (cadena en la que se ha emitido el testimonio) no tiene ningún interés en hacer justicia”. Es más, “el espectáculo desarrolla la ‘pedagogía de la crueldad’ televisiva, que logra convertir un problema de violencia de género y a la mujer en un objeto que se consume y, por tanto, se deprecia”. De todos modos, desde la plataforma creen que siempre es positivo alzar la voz, “ocurrió con Ana Orantes y con ‘la Manada’”. Lo que no comparten demasiado es que el canal idóneo sea en un programa “del corazón”.

En el seno de esta plataforma feminista también se desprenden de lo accesorio, del cómo, el cuándo y el dónde, y señalan como paradigmático el testimonio de Rocío Carrasco. “Explica cómo empieza un maltrato, cómo su exmarido empezó a controlarla y cómo eso ocurre solo en la intimidad”, relatan. Es algo “que te destroza la vida para siempre, porque aunque la relación termine, las secuelas psicológicas te persiguen siempre”.

Sandra Losada: “Es un tema muy serio que no debe ser tratado como un espectáculo carroñero”

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En opinión de las feministas asturianas, una parte muy importante de lo contado por Carrasco es el maltrato psicológico, esa violencia silenciosa que no deja huellas físicas y que es muy difícil de demostrar. Por eso “es importantísimo hacerlo visible, pese a que Telecinco es un circo en el que no les importa si ella es una víctima o no, solo les importa la audiencia”. De la misma opinión es la socióloga y politóloga Sandra Losada, que no duda en hablar de “carroña televisiva”. “No se puede consentir que una serie de tertulianos se dediquen horas y horas a juzgar a esta mujer. Tertulianos, por cierto, de los que hay que destacar que ninguno de ellos es experto en violencia de género”, añade.

La socióloga carga contra los que hablan por hablar, los que no se paran a reflexionar, ya que “es muy fácil opinar y poner la excusa que se oye en todos los lugares cuando se habla de mujeres maltratadas: ¿por qué ahora?, ¿por qué no ha hablado antes? Ni un solo experto en la materia ha salido en el programa contando los duelos por los que pasa una persona maltratada, lo difícil que es reconocerse a una misma como maltratada, interiorizar todo eso, vivir con ello”. Para Losada la violencia de género “es un tema muy serio que no debe ser tratado como se está haciendo, como espectáculo carroñero”.

Yolanda Fontanil, doctora en Psicología por la Universidad de Oviedo autora junto a su colega Ángeles Salcedo del protocolo contra la violencia sexual en Asturias, no está tan de acuerdo con las críticas a la forma. Cree que Rocío Carrasco no podría haber elegido otro medio para su denuncia. “Es lógico, es el espacio donde todo lo suyo ha tenido repercusión y es normal que se haya dirigido a la gente que puebla su vida”. Respecto a la estética del documental o sobre si Carrasco ha cobrado o no una gran cantidad de dinero, Fontanil sostiene que “si Rocío Carrasco, se llame como se llame, es una mujer maltratada, tiene todo el derecho del mundo a denunciar y a pedir apoyo”. La psicóloga reconoce que no sabe mucho de Carrasco pero apunta que “no tiene por qué caerte bien” y cree que “inmediatamente se pone en duda su testimonio por haber cobrado, pero las cuestiones económicas de su casa las manejará como estime oportuno”. Para ella, la utilización de la televisión “es un recurso más”. Aunque reconoce que “en muchas ocasiones se utiliza mal”, afirma que “no se debería quitar a las mujeres maltratadas ese recurso que tienen para denunciar su sufrimiento”.

La experta habla también del maltrato emocional, “que puede convertir tu vida en un infierno”. Es una de las claves de su análisis del documental. Lleva años estudiando la violencia psicológica y ha comprobado cómo “ahora que el maltrato físico está muy mal visto en la sociedad, se está incrementando el maltrato psicológico”. Es complicado porque “¿cómo demuestras que alguien te está amenazando, que te dice que eres una mierda y que estás loca? Además, incide en que “en la justicia no hay sensibilidad a este tipo de maltrato”.

Javier Fernández Teruelo: “Es un caso más social que judicial. De todos modos los delitos ya habrían prescrito”

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Jessica Castaño, representante de la Asociación de Mujeres Separadas y Divorciadas de Asturias, no lo tiene tan claro y es muy crítica con la exposición pública que se está haciendo con la cuestión. “Se está montando un circo”, dice con rotundidad. Considera que Rocío ha dicho la verdad y que es positivo hacerlo público por si alguna mujer se siente identificada y decide salir del infierno de los malos tratos, pero para ella no se debe hacer de esta manera: “No se debe hacer amarillismo puro y duro con algo tan serio”. No le quita la razón, “pero la puede perder ella misma con las formas”. En opinión de Castaño la intención de Rocío Carrasco no es ayudar, “es sacar rédito económico”, con lo que al salir en televisión “se está revictimizando” y su declaración se puede convertir en un arma de doble filo.

Las madres separadas y divorciadas saben bien lo que es la lucha por los hijos y ahí son tajantes: “Ningún maltratador puede ser un buen padre y Rocío Carrasco no luchó por la custodia de sus hijos”. Es más, “la manera que ha elegido para contar su caso no es buena ni para ella ni para sus hijos”. En este punto, Encina Villlanueva habla de “violencia vicaria”, la que se ejerce sobre los hijos para hacer daño a la madre”. Villanueva rechaza rotundamente la existencia del llamado “síndrome de alienación parental”, que supuestamente sufren los menores a los que un progenitor ha puesto en contra del otro: “No existe. Es una cosa que se inventaron para acusar a las madres de poner a los hijos en contra de los padres en proceso de divorcio, pero no existe ningún síndrome”.

Metidos de lleno en materia judicial, en el centro del debate están también las consecuencias legales que puedan tener las declaraciones de Rocío Carrasco. El abogado Javier Fernández Teruelo, catedrático de Derecho Penal y experto en violencia de género, no lo ve así. “Es un caso más social que jurídico. Judicialmente una declaración pública en televisión no cambia nada”, afirma. Como mucho, Rocío Carrasco se podría enfrentar a una demanda por ofender el honor de su exmarido. Y ni así, “son personajes públicos y no está muy claro que pueda prosperar una demanda así”.

Nevenka Fernández, en una imagen del documental de Netflix.

Fernández Teruelo se ha enfrentado a muchos casos de violencia silenciosa: “Está recogida como delito en el Código Penal y sí se puede demostrar”. Es necesario un análisis forense profesional, pero está claro que “en los casos más graves, la violencia psicológica persistente produce secuelas, en ocasiones síndrome de estrés postraumático”, que se detectan en ese examen. El abogado señala precisamente a Nevenka Fernández, “con un deterioro físico evidente”, que se puede ver en el documental de Netflix.

Fernández Teruelo discrepa de quienes dicen que la violencia silenciosa tiene menos respaldo judicial: “El Código Penal incluye la violencia de género habitual y la jurisprudencia más reciente habla del estado en el que se encuentra la víctima, con patologías muy claras y muy difíciles de disimular”. Mantiene que “en los últimos años se ha mejorado mucho”. Lo que sí tiene claro el abogado es que sea o no real lo que cuenta Rocío Carrasco, el proceso judicial es complicado que se reactive y en todo caso “habla de delitos de hace años, que ya estarían prescritos”. “Podría pelear por la custodia de los hijos en un proceso civil, pero poco más”, dice el letrado.

Como buen abogado y sin tener todos los datos, Fernández Teruelo no entra a valorar si lo que ha dicho Rocío Carrasco es verdad o no, pero señala que si todo lo que cuenta que ocurrió hace años fue cierto, “hoy habría una condena firme porque hay más sensibilidad y todos tenemos claro que el maltrato no es solo un puñetazo”.

Volviendo a Encina Villanueva, “lo más importante no es si Rociíto dice o no lo verdad, lo importante son esas 60 mujeres sevillanas, e imagino que muchas más en toda España, que han pedido ayuda tras ver el documental”. El resto, mucho de amarillismo, morbo televisivo e ingentes cantidades de dinero.

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