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"Lucus Asturum" surge en Asturias

¿Qué era exactamente el enclave romano que Ptolomeo colocó en un mapa del siglo II de la actual Asturias? Las excavaciones en esta zona de Llanera revelan el extraordinario potencial del yacimiento

Se conocía que existía un mapa y poco más. Era del siglo II y lo firmaba Claudio Ptolomeo, famoso geógrafo y secretario de la biblioteca de Alejandría. Es el primero donde se muestra un indicio de lo que puede ser la Asturias que hoy conocemos. Y, en el centro de ella, estaba ahí: un núcleo de población que se llamaba “Lucus Asturum”. Estaba cerca de lo que hoy se conoce como Lugo de Llanera, en La Castañera, pero no se sabía nada más de él. ¿Quienes vivían allí? ¿Cómo? ¿Cuántos? Y, ¿qué era? Los romanos no dejaron más datos, pero donde acaba su legado, empieza el trabajo de los arqueólogos: este verano fue el séptimo año que el equipo capitaneado por Esperanza Martín trabaja en el yacimiento de lo que pudo haber sido Lucus Asturum, el gran enigma. Destaparon restos que sirvieron como vivienda, y, también, que aún queda mucho más por descubrir. Por ejemplo, que ese enclave pudo estar ya ocupado desde antes de la época romana.

No fue la primera vez que la zona despertó el interés de los historiadores. Hay otro mapa, en este caso, perdido, que data de 1927. El único registro escrito de esta investigación, dirigida por el que era entonces deán de la Catedral de Oviedo, José Cuesta, quedó en la prensa, en el diario “Región”. Explicaban que, cerca del núcleo de población de Lugo de Llanera, se escondía una muralla de más de dos metros de espesor, de mampostería, y con un mortero muy similar al cemento. E indicaban que sus características eran similares a los que guardaban una ciudad. No había nada probado. Los medios con los que contaron, en ese entonces, eran muy rudimentarios y las conclusiones que dejaron no fueron demasiado claras. Solo una evidencia: que los trabajos no continuaron y que el mapa se perdió. Pero los vecinos de Llanera seguían teniendo curiosidad sobre qué era lo que se escondía bajo su suelo.

Olla globular

La pieza que se muestra en la imagen, en segmentos, porque está en proceso de reconstrucción, es una olla globular. Se localizó en una de las estancias interiores de la casa. Concretamente, en un hoyo votivo, que servía para hacer enterramientos rituales y dotar a la vivienda de buena fortuna (aunque no siempre). La olla de cerámica bruñida servía como contenedor de un ave. Este tipo de prácticas rituales no es desconocida entre los pueblos prerromanos y romanos de la península ibérica. Su extremada fragmentación responde a una cocción de baja temperatura, y que no se utilizó en el día a día de los habitantes del núcleo habitacional de Lucus Asturum.

Hubo más incursiones en posibles yacimientos, e incluso se realizaron estudios, algunos más satisfactorios que otros. Pero no olvidemos, llegados a este punto, que Lucus Asturum sigue siendo un misterio, ahora más cerca de resolverse. Bajo esa premisa, Esperanza Martín, la arqueóloga que actualmente dirige el yacimiento, recibió una llamada del Ayuntamiento en el año 2016: querían conocer los orígenes de Lucus Asturum. Aceptó, y se puso a trabajar: prospecciones por georradar para dilucidar el área sobre el que actuar, estudios sobre el viario histórico. visión satelital y, en lo que ella se siente más cómoda, excavar el suelo y conocer lo que se esconde debajo.

Primero, encontraron las termas. Fue hace tres años. Databan del siglo III D. C. y se creía que estuvieron en funcionamiento hasta el IV. Se distinguían claramente el “frigidarium” y el “caldarium” –para tomar baños fríos y calientes–, una pared con restos de pintura blanca, motivos florales azules y rayas de color rojo. “Aún o se puede determinar si pueden ser públicas o privadas por el tamaño de la excavación, pero todo apunta a la presencia de una estructura edilicia amplia”, señala Esperanza Martín. Eso indica que allí había un “hábitat complejo”.

Cuenta de pasta vítrea

La parte superficial del relleno del pozo permitió recuperar abundantes restos de cultura material, que permiten mostrar cómo vivían los habitantes romanos de la época. Entre ellos, se cuenta un cilindro de pasta vítrea con acanaladuras en todo lo largo de su superficie, que se ven, en detalle, en la imagen. Estas ranuras pudieran responder a una primera fase de una cadena técnica operativa, o más simplemente a una decoración de la cara exterior de la pieza. 

Llega la confirmación a Ptolomeo, Lucus Asturum existió, pero, ¿de qué forma? ¿Cómo se vivía ahí?

Ese conocimiento lo aportó, de una manera mínima, este año de investigación. Fue a raíz del descubrimiento de un núcleo habitacional, a escasos metros de las termas, también en la Ería de La Castañera. Sin embargo, curiosamente, la unidad de vivienda y el edificio destinado al aseo, pese a tener la misma orientación espacial, no coincidieron en el mismo tiempo: el domicilio data de los siglos I y II D.C, y fue abandonado por razones que aún desconocen.

La nueva edificación –o, más bien, antigua– tenía cuatro estancias y un patio. Una de las estancias era la cocina, que se dilucida por la presencia de algo similar a lo que hoy se llama horno: ladrillos que se calentaban, con una estructura determinada. También hicieron reformas, ampliando la casa con una habitación. Tenían otra que habría sido su sala de estar. Fuera, en el exterior, un vertedero. Y también encontraron un hoyo votivo en una de las estancias, con restos de animales, que servía para dotar al hogar de buena fortuna. Parece que tenía efecto: por los hallazgos que fueron encontrando, quienes allí habitaban tenían “alto poder adquisitivo” y, según su vertedero, una dieta muy variada; ¡comían hasta ostras y almejas!

Punta de bronce

La punta de bronce apareció en el relleno del subsuelo de una de las estancias del edificio excavado. Era de una flecha que, además, no correspondía a los niveles de ocupación romana. Esta pieza, que hunde sus orígenes en una Edad de Bronce atlántica, es relativamente habitual en excavaciones de ámbito cantábrico y atlántico. Su aparición nuevamente remite, al equipo de arqueólogos, a una ocupación desde tiempos más antiguos del solar de Lucus Asturum.

Además, también en el patio se descubrió un pozo. Sin embargo, la capacidad de la excavación de este año no era suficiente como para hacer un estudio del mismo en profundidad, nunca mejor dicho. Queda por saber si se continuó usando después de que los moradores abandonaran la casa, y qué es lo que contiene en su fondo. También encontraron restos de poblaciones anteriores; ¿cuándo nacería Lucus Asturum?

Las previsiones, según indica el Ayuntamiento de Llanera, que es quien lleva financiando la excavación desde el 2016 es que se continúe con los trabajos. Quieren ir un paso más allá: “Nos gustaría que el Gobierno del Principado se implicase en el proyecto. Está más que demostrado que Lucus Asturum es una realidad, algo importante, y deberíamos establecer una fórmula de colaboración entre ambas administraciones para impulsarlo tal y como merece”, afirma el Alcalde de Llanera, Gerardo Sanz. También se habló de tal posibilidad cuando Pablo León, director general de Cultura y Patrimonio visitó la excavación.

Lo que Esperanza Martín tiene claro es que el hecho de que Lucus Asturum apareciera en el mapa de Ptolomeo muestra “la importancia que tuvo en la Antigüedad”. Y, la excavación de este año mostró indicios de que el asentamiento pudiera ser previo a los romanos. “Aún queda por determinar el tipo de poblamiento, naturaleza del asentamiento y dimensiones reales del núcleo de Lucus. Por el momento los resultados obtenidos han resultado extremadamente positivos”, concluye. Quien sabe si esta investigación será la definitiva. De momento, están poniendo todo su esfuerzo en dilucidar “una nueva página de la historia de Asturias”. Concretamente, una de las primeras.

Cuenta de pasta vítrea

La pieza que se muestra en la imagen es otra cuenta de pasta vítrea. Apareció en la parte exterior de la casa, en el patio, donde estaban los basureros. Allí encontraron otros muchos restos de lo que los moradores de la casa comían (en base a los restos que dejaban) o qué objetos utilizaban y cuales descartaban. En el caso de esta cuenta, fabricada con una pasta de color intenso, parece ser de esos últimos. Las causas que atribuyen los expertos a que esto ocurriera es su “excesiva fragmentación”. Este tipo de piezas se reconocen como fichas utilizadas en los juegos de mesa, sobre unos tableros que se denominaban “tabula latrunculata”.

Jarra

Encontrada en el pozo. Estos recipientes, identificados dentro de los vasa potoria (vajilla relacionada con la bebida), responden a copias e imitaciones de época romana de la alfarería indígena típica de todo el área astur, caracterizada por un llamativo color gris brillante.

Moneda o numerarios

En el núcleo habitacional de Lucus Asturum también aparecieron algunas monedas. La que se muestra en la imagen es un sestercio en plata con poco desgaste. Se trata de una de las monedas más comunes del reinado de Tiberio, que es la imagen que aparece en el anverso (a la derecha). El reverso muestra una alegoría femenina que puede ser interpretada como Paz o Livia, madre del emperador, que sostiene un cetro y una rama de olivo. Los numerarios son unos de los indicativos más apropiados para determinar los años en los que estuvo poblada la excavación en cuestión y tienen gran valor histórico. Sin embargo, sigue habiendo gente que se dedica a buscarlas, con fines poco éticos o lícitos. 

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