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José Eloy Cortina NoriegaMemorias (1) | Dueño de Sidra Cortina, expresidente del Consejo de la Denominación de Origen Protegida

“Caí de cabeza en una pipa de sidra cuando era crío y quedé encajado”

“Cuando tenía 20 años murió mi padre, y recuerdo que había poca cosecha, me llamaron de la mili y la sidra estaba en crisis; mi madre no me animó a seguir”

Eloy Cortina Noriega, en el llagar familiar, en Coro (Villaviciosa). | | ÁNGEL GONZÁLEZ

José Eloy Cortina Noriega nació en el año 1952 en la pequeña aldea de Solares, en la parroquia de Coro, en Villaviciosa. Cuando tenía los 20 años recién cumplidos, su padre falleció, y se tuvo que hacer cargo del negocio familiar, el llagar Sidra Cortina. No sin dificultades, lo hizo crecer hasta lo que es ahora. También fue presidente de la Asociación de Lagareros de Asturias (ALA, ya extinta) y del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida, y se encargó de elaborar su normativa. Hace dos años ya que se retiró, y su hijo, Celestino Cortina, tomó las riendas del negocio familiar, tras sus pasos. Eloy Cortina es uno de los llagareros más veteranos del sector.

Infancia. “En 1952, cuando yo nací, mi padre comenzó a comercializar la sidra. Teníamos una casería con vacas y una bodega que era de mi abuelo y la usábamos solo para mi casa. Iba a alguna romería, alguna cosina, pero nada. Sin marca y sin nada. En los años 50, en las aldeas había muchísimes bodegues. Por ejemplo, en Solares, para ser un pueblín con muy pocos habitantes, igual había 15 bodegues así. Solo mi padre empezó a comercializar Sidra Cortina.”

Familia. “Mi padre, Celestino Cortina, era muy activo y muy comercial. Le gustaba el trato con el público y era muy abierto. Se podría decir que tenía don para la gente. Mi madre, Palmira Noriega, era un poquitín más seria. Era muy trabajadora, alternaba la sidra con el ganao porque nosotros seguíamos siendo una casería. Siguieron para adelante hasta el 65, que mi padre decidió bajar con una bodega a Villaviciosa. Ella no estaba mucho por la labor, pero la bodega se hizo”.

Construcción del llagar y una pipa. “El llagar fue construyéndose poco a poco. Fueron haciéndose fases de la bodega. Después de la que había, se construyeron 3 partes más. Tengo yo una anécdota muy graciosa. Cuando tenía 6 o 7 años estaban mi padre y mi tío, que vivía con nosotros, apretando los llagares, cortando y sacando la sidra. Como guaje, andaba enredando en la pipa, que igual tenía un metro de diámetro u 80 centímetros. Empecé a carricame, carricame, dar saltos y saltos y caí en la pipa de cabeza. La pipa estaba llena de sidra y quede empotrado. Porque estaban ellos ahí, porque si no allí quedo. Me sacaron de ahí, y me llevaron a casa a cambiarme, porque estaba empapado de mosto”.

Escuela y enfermedad. “En Coro teníamos ahí una escuela para treinta y pico alumnos. Era mixta. Yo fui hasta los 12 años, y estudié durante un año y medio, con el maestro y otro compañero, que éramos vecinos, contabilidad a distancia. Esa escuela cerró a los pocos años. En Villaviciosa no había instituto, y yo me iba a ir a estudiar a uno de Gijón. Pero me puse malo. Tuve una desviación de cadera y estuve ahí que si me operaban o no. Me decían que era por el desarrollo. Me curó un médico de Gijón, con reposo. Estuve igual dos años que no podía hacer nada. Ya me metí con 14 años o así, y ya el instituto lo abandoné. Empecé a trabajar con mi padre”.

"En los ochenta, la juventud empezó otra vez a beber sidra; el mayor tirón que hubo fue la entrada de la mujer en la sidra, arrastró al varón"

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Comienzos. “Estaba acostumbrado a vivir el día a día, pero esos dos años tuve también un parón muy grande. Sabía lo que era y ya con los 14 empecé a trabajar con él a diario. Menos salir a la calle, porque no tenía los años. No era solamente en el llagar. En Coro seguíamos teniendo vacas. Si había que ir a la yerba, se iba a la yerba. En los lagares lo típico: lavar botellas, mayar, corchar... En aquella ocasión, no había ni seguro y éramos todos compañeros y amigos.”

Crisis de la Coca-Cola. “Fuimos creciendo, pero no a pasos agigantados, porque en aquella ocasión había mucho problema de consumo de sidra. En los años sesenta y mucho, empezó a venir una crisis muy grande de venta de sidra. Fue cuando salió la moda de la Coca-Cola, que en España no la había. La gente joven tiraba mucho por esa bebida. La gente mayor bebía sidra, pero no era suficiente. Hubo muchos chigres de venta de sidra que se transformaron en cafeterías. No se vendía lo que se había pronosticado. Y hubo otros que se fueron transformando de sidra natural a sidra gasificada. Los que resistimos ahí estuvimos, peleando y peleando. En los 70 siguió habiendo la misma crisis”.

Muerte de su padre. “En marzo de 1973, muere mi padre de un derrame cerebral, en tres días. Tenía 45 años y yo tenía 20 e iba a hacer 21 en mayo. De repente me encontré con aquello. Lo recuerdo bien. Era un año que no había mucha cosecha de manzana, pero habíamos mayao. Había comprado unas pumaradas por Colunga y había traído de Galicia. Mi madre planteó el tema y me dijo ‘haz lo que tú veas’, pero no me animaba mucho. Decía: ‘Con 21 años, cómo vas a seguir, con la crisis de venta que hay’. Mi padre murió sin testamento ni una declaración de herederos. Además, en el mismo marzo, a los 15 días, me avisaron para tallarme en la mili. Te tallabas e ibas al año siguiente. Ahí busqué alguna amistad y libré por pies planos. Una vez que le dije a mi madre que tenía idea de seguir con el negocio, tener un año de parón en ese momento era un caos”.

Hacer frente al negocio. “El día a día a día de mi padre lo conocía. Pero el problema no era ese. El problema era hacer frente a un negocio donde la calle es la calle y que había una crisis de venta bastante grande. Empecé a salir a la calle a vender, que no se me daba mal. Había que visitar clientes, chigreros para ofrecerles la sidra, llevarlos a probar la sidra, traerlos a la bodega y hacerles ver que tu producto es mejor que el de la competencia. Conocía los establecimientos, pero nunca me había tocado el trato directo con los clientes”.

La confianza. “Hubo alguno que desconfió al verme tan joven. Tengo recuerdos de palabras que me dijeron que valía más que las guarden. En 1973, precisamente, vino un chigrero y me quiso comprar un tonel de sidra. Eso es mucho, y no era muy fácil que surgiera. Le di a probar, y a mí me gustaban dos. Yo tenía un poco de experiencia, porque con mi padre ya probaba la sidra. Ellos eligieron uno que a mí me gustaba menos. Corché primero el mío, y a la semana siguiente el de ellos. Vino muy temprano como a las seis, para probar el tonel y, nosotros empezábamos como a las cuatro de la mañana. Pensaba que le iba a cambiar el tonel. Y me dijo:_‘¿Qué sabes tú, guaje?’ A mí eso me dolió, como haciéndome de menos. Y al final resultó que salió mejor el mío. Como lo que tiene uno en casa, no lo sabe nadie”.

Regreso de la sidra. “A partir de finales de los setenta y los ochenta o así, la juventud entró a beber otra vez la sidra. El mayor tirón que dio fue la entrada de la mujer en la sidra, que arrastró al varón y al grupo. Empieza a desaparecer el bebedor clásico, el que antes se bebía una caja de sidra diaria. Fue haciendo un desplazamiento, suavemente. Y la juventud empezó a pedir que la sidra estuviera menos ácida, la que llamaban ‘sidra macho’. Yo fui uno de los pioneros en tener tanques. Empezaron a murmurar, diciendo que hacía sidra a mujeres. Y yo, encantado. Por eso fui a los tanques, porque podías tener ya fermentación controlada. En ese momento, Villaviciosa y Gijón tenían que vender la sidra hasta el mes de julio, que era cuando llegaba Nava. A partir de los tanques, eso desapareció, porque ya no se ponía tan ácida la sidra, y teníamos un producto competitivo. Hubo bares y sidrerías que me llevaron del tanque, y como era la época de Nava, me cambiaron el corcho”.

Eloy Cortina Noriega

Fiestas de Lue. “Yo conocí a mi mujer, Fermina Gloria Villar Fernández, lo clásico, en unas fiestas. Fue en Lue, cerca de Colunga. Era de un pueblo de aquí, de Villaviciosa y ya andábamos mirando uno para otro. Empezamos bailando, luego quedando. Estuvimos cuatro años tonteando un poco y luego nos casamos, en el 77. Tuvimos a Celestino primero, que ahora tiene 45 años y luego a Pablo, que tenía dos menos”.

Modernización de la industria. “En esa época, empezó a venir el tema de los tanques y la mecanización también del triturado y del embotellado. Recuerdo que fui con gente mayor que yo a defender a Madrid al Ministerio de Agricultura, a defender, con firmas y planos de todas las bodegas para enseñarles cómo embotellábamos, que lo hacíamos a mano y con las máquinas rotativas, de manera rutinaria, para que nos dejase unos años más sin poner la etiqueta, a causa que no estábamos preparados. No teníamos la maquinaria. En ese momento, no se vivía solo de las bodegas; todo el mundo tenía algo, un caserío, una ferretería, algo. Pedimos una prórroga, y nos la concedió. Ahí fue cuando empezamos a modernizar la sidra”.

Asociacionismo. “A partir del ochenta, tuvimos suerte porque empezaron a venir las ayudas para modernizar las bodegas. El consumo tiró p’arriba. Fue un poco más liviano todo. Hacías una reforma, pero con un fundamento. Eso fue hasta el noventa y pico. A finales, fue cuando se empezó a gestar la denominación de origen protegida. Antes, tuvimos una asociación de lagareros que empezó sobre finales de los setenta y duró hasta el año 2000. Fue por fases. También había una de cosecheros. Estuve, con los lagareros, estuve ocho años como vicepresidente y de presidente, seis. Siempre dije lo siguiente: no es una cosa grata, porque por bien que lo hagas, no va a estar bien pa todos. Siempre me gustó el asociacionismo. Cuando no acudían, siempre les preguntaba por qué no iba, porque siempre vale cambiar impresiones. Nos juntamos ocho o diez un día en un lagar, y alguien lo propuso para defender los intereses del sector, o ir en contra la Administración, porque si va uno solo no hace nada ”.

ALA. “Además de ser presidente y vicepresidente, yo siempre estuve en la directiva. Toda la vida. Fue por fases, con bajones y subidas. No ye presión, era saber estar. No teníamos una sede, porque pagábamos una cuota muy pequeña. Primero estuvimos en la antigua sindical, que nos dejaban salones, y luego Fade, que nos daba una secretaria, Margarita se llamaba. Conseguimos eliminar muches trabes al sector. Se hizo lo que no estaba permitido hoy. Empezamos a tener reuniones con los cosecheros de manzana, para consensuar unos precios, que hoy no se puede. Ahí tampoco se podía, y nos echaron una multa. ¿Qué se defendió? Ya no me recuerdo bien, pero muchas cosas”.

Amenaza de cierre. “Lo que sí que recuerdo bien es que, cuando se cerraron los mataderos de Asturias, tuvimos una reunión para fijar el precio de la manzana. Intervino la administración por medio, cosa que era ilegal también. Nos dijo que teníamos que pagar la manzana a 27 pesetas. Los lagareros no queríamos. Hicimos una asamblea, que asistió el Director General de Agricultura. Insistía en pagar la manzana a 27 pesetas y nosotros que no. Nos dijo lo siguiente:_si no estáis dispuestos a pagar la manzana a 27 pesetas, estamos dispuestos a cerrar los lagares que no estén en condiciones, como estamos cerrando los mataderos. A mi me pareció muy mal y pedí que se votara con mano alzada. Votamos siete a que no, y el resto a que sí, pero eso le costó el puesto. Yo creo que valía para mucho la asociación, solo por vernos y juntarnos”.

Negociaciones de la DOP. “Fue un tira y afloja entre cosecheros y lagareros. Era una denominación un poquitín complicada. Hubo muchos pros y contras, en reuniones, durante dos años y tres. Se fraguó a la desesperada, un día a las doce de la noche. Antes de votar, pasamos la noche llamando por teléfono, casi como ahora los políticos:_mañana votamos esto o lo otro, porque había gente que quería tener una IGP (indicación geográfica protegida) en vez de DO (denominación de origen). Había un poco de confusión. Nosotros queríamos DO porque la IGP autoriza a traer manzana de fuera, y nosotros queríamos fuera solo asturiana. Era una defensa del producto mucho mayor. Con la IGP, habría tolerancia a hacer una sidra asturiana con manzana de Francia. Costó;_salíamos de una reunión, y los que estábamos a favor de la DO, nos pasamos la noche llamando por teléfono”.

Un reglamento. “Se formó una directiva, y había muchísimas cosas que poner en marcha. Hubo un presidente vitalicio que no era del sector. Queríamos una persona que fuera dialogante con los cosecheros y los lagareros, y que nos uniera, porque había que hacer todo el reglamento de la Denominación de Origen, que no ye moco de pavo. Intervino mucho la administración, y otras que se reglamentaron consensuadas. Había que consensuarlo, ¿eh? No se fraguó de hoy para mañana. Tuvo que ir a Madrid y luego a Europa. Se presentó primero en la Consejería. Creo que no nos limitó en ninguna cosa, fue escueta. Igual fueron dos años o más, con muchas reuniones, pero con gusto. Creíamos que la denominación de origen nos iba a dar un plus, y, toco madera, porque a Sidra Cortina, le dio el mayor plus de su vida. Pero eso depende de lo que cada uno haya creído en ella”.

Primeros años. “Luego, empezó a haber elecciones. Se presentaban seis lagareros y seis cosecheros, y salió un lagarero. Creíamos que podía tirar un poco más por el producto, porque la sidra hay que saber venderla. Costó trabajo, dificultades, problemas, disgustos y riñas, pero mereció la pena. Después de Cardín, que fue el primer presidente elegido, fui yo, como en el año 2012. Estuve cuatro años, un poco más pacíficos. Había más concordia en la gente. Al principio, empezamos ocho o diez lagares, y fuimos creciendo. De mano, había mucha tirantez y descontrol. Empezó a salir la sidra seleccionada- los que no querían denominación, que generaba confusión a la gente. Le dio muchas zancadillas a la denominación, porque la gente las confundía. No la garantizaba nadie, como la denominación de origen”.

La finca de Amandi. “En el año 2000, Sidra Cortina dejó la bodega anterior, en Villaviciosa, y se trasladó aquí (finca de Amandi). Estando en la feria de alimentaria en Barcelona, llegaron unos amigos de Oviedo. Nos juntamos a cenar, y en la sobremesa, había una persona que era el dueño de esta finca. Empezamos a tratar aquel día. A los dos días quedamos en Noreña y se vendió esta finca. Queríamos un lugar para hacer esa bodega. Tino estaba estudiando, y Pablo también, que luego más tarde falleció. Con 21 años. Se ahogó en el Sella, en Arriondas. Tino estaba estudiando enología y Pablo economía. Ya habíamos inaugurado esto. Fue en el 2001. Estábamos buscando sitios, y cuando Tino terminó de estudiar, se inauguró”.

Pablo. “Pablo falleció a los dos o tres años después. En el 2001 inauguramos, en el 2003 falleció Pablo. Fue bastante complicado. Lo que hubo que hacer fue echarle ganas al asunto y tirar para adelante. La vida da lo que da, y lo que no da, pues no da, ¿y qué vas a hacer? Nunca terminas de asimilarlo, pero es que no hay otra historia. Esto no tiene solución”. 

Tino. “Una vez que se hace la nueva bodega, Tino ya estaba incorporado al negocio. Paralelamente le empecé a dar el protagonismo, y yo como un apoyo. Al principio le dije:_tú tienes con quien consultar cosas que te pueden valer o no, que yo no tuve. Ahora me retiré, vengo por aquí, pero él se hace cargo. Tanto a él como a Pablo siempre les dije lo siguiente:_vosotros estudiad, no os quito de estudiar. Podré más o menos, porque pasé por dificultades económicas;_son así los negocios, pero no os voy a decir que no. Tino empezó química, pero el primer año salió descontento. Pasó otro año, le salió mejor, pero quería trabajar en la bodega. Se fue a estudiar enología a Madrid. Él siempre tuvo idea de seguir aquí. También Pablo siempre tuvo la misma idea;_quiso estudiar Económicas, y se complementaban bien”.

Continuidad y Patrimonio. “Ahora tengo tres nietos. La mayor está estudiando biotecnología, pero ella quiere bodega. La segunda no sabe lo que quiere, y el tercero también quiere bodega, sí o sí. Yo hace dos años que me retiré, aunque sigo viniendo por aquí. Yo estoy tranquilo, también con el Patrimonio, porque va a ser un gran impulso. Cuando empezamos, Benito (Luis Benito García) siempre dijo que podía llegar a conseguirse el Patrimonio. Ahora está más cerca;_ va a tardar un par de años, pero ya es una realidad”.

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