Un vehículo requiere un mantenimiento constante para garantizar la seguridad, tanto de los pasajeros, como del resto de conductores y viandantes que le rodean. Cada dos años (uno si el automóvil tiene más de 10 años) todos los coches están obligados a pasar la Inspección Técnica de Vehículos (ITV) un examen necesario que tiene como finalidad comprobar que el coche cumple las condiciones óptimas para circular.

El pasado mes de septiembre entró en vigor una nueva normativa que, además de revisar con lupa las partes habituales de nuestro coche (luces, motor o neumáticos), pone especial hincapié en una parte que hasta ahora no se valoraba para pasar la inspección: el sistema de emisiones (en esta información te explicábamos que requisitos debías cumplir para cumplir la normativa). Tal es la importancia del control de emisiones en la actualidad, que en ciudades como Madrid está comenzado a ser obligatorio a llevar en el coche una etiqueta medioambiental que tiene como objetivo clasificar el nivel de contaminación que emite cada vehículo (en esta noticia te hablábamos de como conseguir esta etiqueta).

Cuando llega el momento de presentarnos en la estación de servicio para conseguir la preciada pegatina que nos permita circular con seguridad hasta la fecha del siguiente control, habitualmente el conductor solo valora que las luces alumbren adecuadamente, el motor funcione bien y las ruedas no estén desgastadas. Sin embargo, existen diferentes detalles en la carrocería que habitualmente no se tienen en cuenta pero que son los suficientemente importantes como para que el inspector valore que nuestro vehículo no es apto para circular. Además, los rechazos a vehículos a consecuencias de defectos graves en la carrocería aumentaron casi un 30% en los últimos cinco años, según un estudio de CertifiedFirst, que aglutina a expertos en chapa y pintura. Por ello, aquí te contamos qué requisitos debe cumplir la chapa del automóvil para superar con éxito la ITV:

En primer lugar, es muy importante que la carrocería no presente ni corrosión ni óxido. El capítulo capítulo 2 del Manual de Procedimiento de Inspección de las ITV indica que mediante inspección visual se comprobará "el estado estructural del chasis y de la carrocería prestando especial atención a los efectos de oxidación o corrosión y a eventuales problemas de sujeción. La corrosión se podrá verificar mediante presión en el lugar afectado para evaluar su importancia. Esta comprobación incluirá la verificación de la ausencia de reparaciones inadecuadas". Es decir, "la carrocería debe estar libre de defectos que puedan afectar a la integridad del vehículo o a la seguridad de las personas", tal como explica este documento oficial.

Otro detalle importante es que los parachoques deben estar sujetos y en buen estado "prestando especial atención a la detección de aristas vivas o cortantes". Los espejos y los cristales del vehículo tampoco pueden presentar fisuras, dado que es motivo suficiente como para no pasar la inspección.

Por último, se valorará el estado de las puertas, poniendo especial atención en "la existencia y el estado de las puertas, bisagras, manillas y montantes" y deben estar libres "de aristas cortantes y grietas o fisuras que puedan poner en peligro a las personas o dificultar su función".

Cumpliendo estos requisitos, la inspección de la carrocería no supondrá un problema para superar la ITV.

Recuerda que tu vehículo debe estar en perfectas condiciones antes de acudir a la revisión (en esta información te mostrábamos cinco claves para pasar la nueva ITV con éxito).