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"El curso comenzará gracias a nuestro esfuerzo", alegan los profesores

"Es como organizar una boda; es un reto y una responsabilidad", destaca un equipo directivo ante la vuelta hoy a clase

Las profesoras Paloma Armada y Cecilia Vega, montando ayer en un aula de 3 años del colegio Poeta Antón de Candás unas taquillas individuales para que los niños depositen su material escolar; al fondo, Laura Hevia. Miki López

Los colegios asturianos afrontan con lógica "preocupación" el inicio hoy del nuevo curso escolar en plena segunda ola de la pandemia. "Es un reto y una responsabilidad", afirman los directores, que critican "los constante cambios" de organización de la Consejería de Educación. Aun así, "estamos preparados", insisten; "el curso saldrá gracias al enorme esfuerzo de los equipos directivos y de todo el profesorado". La de ayer fue una mañana frenética en cuatro centros de Avilés, Candás, Gijón y Vegadeo, a los que pudo acceder LA NUEVA ESPAÑA. Fueron horas de pintar, de medir distancias, de montar taquillas, de colocar marcas en el suelo... Después de tanto trajín, hoy se enfrentan a la prueba de fuego: 63.929 alumnos de Infantil y Primaria vuelven en toda la región a las aulas. Para evitar que personas externas accedan a los centros, no habrá inauguración oficial por parte del Principado.

En Candás, Benigno Expósito Rodríguez lleva doce años como director del colegio público Poeta Antón y nunca tuvo que enfrentarse a una organización del curso tan "dura" y "caótica" como esta. "Prácticamente pasé el verano aquí. Solo descansé del 4 al 24 de agosto. El problema ha sido los constantes cambios de la Consejería de Educación", afirma. El centro candasín, con más de 350 alumnos, ha tenido que cambiar su jornada partida a continua y sacar espacios de donde no había. La biblioteca será ahora un aula internivel de 5.º y 6.º de Primaria, el aparcamiento de los profesores funcionará como patio, el aula de Gimnasia desapareció y será un comedor, la nueva "aula covid" se construyó desde cero en la entrada...

"Nosotros más no podemos hacer. Hemos tomado todas las medidas de seguridad que nos han exigido, pero los niños cuando salen del colegio van al parque o a otros sitios y se mezclan. Eso va a suponer un riesgo", avisa Expósito, que destaca el "enorme trabajo" de su equipo directivo. En el Poeta Antón habrá veinte "clases burbuja" que no podrán juntarse entre sí. Eso ha llevado al colegio a ampliar y zonificar las áreas de recreo, a reducir el aforo del comedor aun habilitando una sala más y a eliminar la jornada partida. "Hacer cuatro viajes para que los alumnos fuesen a comer era una riesgo increíble", explica. El covid, aparte de muchos quebraderos de cabeza, ha supuesto un duro golpe económico. "Solo en geles desinfectantes o marcas en el suelo hemos gastado 1.800 euros. A ello hay que sumar 2.000 de una pizarra digital, más de 2.500 en cuarenta mesas y sillas para el nuevo comedor... Por suerte, del 'aula covid' se ha encargado el Ayuntamiento", puntualiza.

"Las medidas se deberían aplicar también fuera de la escuela", dicen los docentes

"Es como organizar una boda". Ese fue uno de los comentarios más repetidos ayer en el comedor del colegio Río Piles, a falta de 24 horas para la vuelta al colegio; solo que, en vez de invitados, los que hoy asistirán al banquete serán alumnos englobados en grupos estables de convivencia o burbujas. En el centro gijonés, Mercedes Trancón, Mar Toral y Teresa Ordóñez, tres trabajadoras de la empresa que gestiona los comedores en la ciudad, midieron ayer al milímetro -además literalmente porque portaban un metro- la distancia entre mesa y mesa. Cada una de ellas irá destinada a un grupo de convivencia y estos no se podrán mezclar entre ellos.

Julio Fernández, que encara su segundo año como director tras 33 años de docencia, observaba la febril actividad que ayer por la mañana protagonizaron los docentes del centro. Manos de pintura al mural de la entrada de Infantil, comprobar que los percheros estaban bien atornillados, verificar que las aulas de desdoblamiento por el covid tienen todo el material necesario... La mañana fue frenética, un continuo trajín de profesores y conserjes. "Estamos ante una situación excepcional. Hay preocupación. Es un reto y una responsabilidad", augura. El colegio Piles contará este año con más aulas que nunca. Seis más, en concreto, para cumplir con las ratios y evitar aglomeraciones. La directiva del centro cuidará con escrúpulo que los grupos estables de convivencia no se mezclen. Los menores que formen parte de una "clase burbuja" no podrán jugar con los de otra. "Vamos a seguir las instrucciones. Son restrictivas y protectoras. El rigor se debería aplicar también fuera de la escuela", reflexiona Fernández.

Así será la vuelta al cole el Asturias

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Dimisión congelada

Por otro lado, la directiva del colegio Atalía, en El Natahoyo, que había presentado su dimisión el pasado viernes por discrepancias con la Consejería de Educación, decidió ayer seguir en el cargo, al menos por el momento. Así lo comunicó el equipo directivo, que encabeza Mikel de la Torre, a la Asociación de Madres y Padres en una circular. En la misma, reconocieron que su decisión fue precipitada y que en el día de ayer les fue comunicado que al final sí contarán con un monitor más para el servicio de atención temprana, así como con un conserje. La solicitud para disponer de un profesor más "será estudiada". La AMPA había convocado una protesta, que también fue cancelada. "No es el momento de cambios. Más adelante valoraremos", zanja la dirección.

"Lo tenemos todo pensado y probado, hicimos hasta un vídeo para explicarles a las familias el protocolo", indica Loles del Campo, directora del colegio Poeta Juan Ochoa de La Luz, en Avilés, con 270 alumnos. "No debería pasar nada con estas medidas, otra cosa es lo que ocurra fuera del centro, hay que ver cómo evoluciona todo", añade. Del Campo tiene todo listo para que esta mañana a las 8.50 entre el primer turno de escolinos y a las 9.05 llegue al centro el segundo. "Los padres no podrán entrar al recinto escolar, los alumnos tendrán que dejar sus chaquetas y mochilas colgadas en la silla, nada de percheros, y tendrán el recreo sectorizado por clases. Tenemos doce sectores, pero yo me pregunto: ¿A qué jugarán si apenas pueden tocarse?", indica la responsable del colegio de La Luz, un centro que por espacios apenas ha tenido que anular aulas y solo en la optativa de Llingua Asturiana se juntarán niños de 5.º y 6.º curso.

Los pequeños apenas tendrán que salir del aula; es más, las clases de los especialistas como el de Inglés serán impartidas en el mismo aula del resto de materias. "El hecho de tener grupos estables ayuda a seguir el funcionamiento del centro si hay un positivo. En ese hipotético caso, que no tendría por qué ocurrir con las medidas que tomamos, se cerraría esa aula diez días", explica del Campo. Para acceder a los baños, cada clase tiene uno asignado y, por si hay dudas, en la puerta de cada baño hay un letrero que así lo indica. Con respecto a ventilar las aulas, Del Campo confía en que la calefacción "funcione como debiera" y ayude a paliar el frío; de lo contrario, indica, "habrá que ponerse el abrigo". Todo está pensado para que el alumnado no comparta su material y, si se comparte, habrá que desinfectarlo para futuros usos.

El espíritu de los profesores: "Nada de pesimismo y hacer normal la situación"

En el colegio rural agrupado (CRA) Ría del Eo, de Vegadeo, empiezan el curso con ilusión y sin miedo, aunque sí con la lógica preocupación de una vuelta a las aulas diferente e incierta. "Trataremos de protegernos lo máximo posible para conseguir un centro seguro, como esperan de nosotros", precisa el director, Paco Rivas. Ayer se celebró el primer claustro y los docentes expresaron una mezcla de sentimientos. "Tenemos ganas y esperanza, es importante no inculcarles sentimientos pesimistas y normalizar esto lo máximo posible", explica M.ª Carmen Lastra. Por su parte, Claudia Díaz apuesta por que los niños tengan muy claras desde el principio las nuevas rutinas para que aprendan a tomarse en serio la situación. Para Paco Rivas es fundamental que este año las familias trabajen codo con codo con el centro para lograr atajar a tiempo cualquier contagio.

En el centro se han delimitado diferentes entradas y un itinerario con flechas por el suelo. Todos los niños pasarán por el rincón de desinfección donde se les tomará la temperatura y deberán portar mascarilla y desinfectar manos y calzado antes de acceder a las aulas. La obligación de crear un "espacio covid" para los niños que presenten síntomas ha llevado a la escuela a prescindir de una coqueta aula de lectura en Piantón.

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