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Los gijoneses asumen la alerta naranja como un aviso: "Es mejor prevenir que curar"

La Feria de Stocks queda suspendida debido al incremento del virus l Preocupación en las terrazas: "Se nota más presencia policial"

Ambiente en el paseo del Muro, ayer por la tarde. MARCOS LEÓN

Gijón vivió ayer sus primeras 24 horas en alerta naranja al concentrar el 40 por ciento de los nuevos casos de coronavirus en Asturias. La medida no implica restricciones, más allá de "intensificar" las que ya hay en marcha. Quizás por eso, los gijoneses vivieron su primer día en el nuevo escenario de batalla contra el virus con normalidad. Ni preocupación, ni tensión en las calles. A pesar de que la alerta naranja ya ha provocado las primeras cancelaciones de eventos. La Unión de Comerciantes anuló ayer la Feria de Stocks en el Recinto Ferial "Luis Adaro". A pesar de ello, los ciudadanos se tomaron con filosofía su nueva situación. Mejor prevenir que curar es la máxima. "Es mejor esto, un aviso, que un confinamiento", afirman muchos vecinos.

Donde más se dejó notar la alerta naranja fue en la Unión de Comerciantes. Ayer, la entidad decidió cancelar la Feria de Stocks, "en cumplimiento de la normativa sanitaria asturiana". Este evento tenía que haberse celebrado el fin de semana en el "Luis Adaro", pero a los organizadores no les ha quedado más remedio que trasladarlo a la red de redes, donde se está habilitando una página web para vender los productos.

Geli Zarracina, una conocida hostelera de la ciudad, trabajó ayer por la mañana en su vinatería de la calle Instituto con normalidad. La mujer se había tomado un pequeño descanso de cinco días tras un verano a pleno rendimiento. Eligió un mal día para volver, el primero en alarma naranja. La situación la inquieta. "He notado algo más de Policía. Los hosteleros vivimos esto con preocupación", afirmaba la empresaria.

La alerta naranja tampoco se advirtió en la Universidad Laboral. A salida de las clases, las colas para coger los autobuses llamaban la atención. Andrea Bueno y Lucía Camín, dos estudiantes de Química Industrial, esperaban encontrar hueco en el autobús de vuelta a Avilés. "Algo nos comentaron en el grupo de clase de la alarma naranja, pero todo ha sido muy normal", explicaban.

Tampoco los turistas notan grandes cambios. Alicia Macías tiene 28 años y llegó ayer a Gijón de Bilbao. Se quedará en la ciudad tres días con su pareja, Álex Peña, también del País Vasco. Los dos comen en un restaurante asiático de comida rápida en la plaza del Carmen. Ni están preocupados ni esperan estarlo. "Hemos llegado hoy -por ayer- y no sabíamos nada. Está claro que es mejor prevenir que curar porque hay que parar el virus como sea", valoraban.

El paseo del Muro también registró su actividad normal. Es decir, un trajín de paseantes, patinetes eléctricos y bicicletas para arriba y para abajo. Y también deportistas. Paula Martino y Lidia Prieto eran dos jóvenes de 19 años que acudían su gimnasio. Advirtieron algo más de vigilancia policial en las calles para nada fuera de lo común. "Es bueno que se vigile, porque no queremos volver a meternos en casa", añadieron. Cerca de ese lugar, en la plaza del Instituto, Daniel Alonso contempla la tarde de pié junto a su taxi. "El negocio está mal. Esto ha bajado mucho", lamenta. "Los clientes no hablaron mucho hoy de la alerta naranja y yo en mis carreras tampoco vi nada anormal", zanja el trabajador sobre el primer día de alerta naranja en Gijón.

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