Trevías (Valdés), D. PÉREZ

Ya han conquistado el centro del tablero. El club de ajedrez Valdesva lleva veinticinco años jugando su propia partida de ajedrez en el occidente de Asturias. Su objetivo es la difusión del ajedrez como una actividad deportiva, formativa y cultural. Un cuarto de siglo después de que Alberto Oria, uno de los fundadores del club, iniciase la partida con la clásica apertura treviense -peón cuatro rey, marchar hacia delante contra todo-, Valdesva ha puesto en jaque a las dificultades. El próximo lunes, día 17, comenzará en Trevías el XIII Torneo internacional de ajedrez San Miguel.

«Hay que tener en cuenta que el ajedrez no es un deporte de masas. Nosotros estamos en un núcleo de población muy reducido, por eso nos llena de orgullo que el club haya conseguido mantenerse y arraigarse precisamente aquí. Los demás clubes de ajedrez de Asturias se sorprenden de que hayamos podido hacer eso», explica Alberto Oria. Es profesor de Matemáticas en el colegio de Trevías y el director de la escuela de ajedrez de Valdesva.

Alfonso Gil Lorés preside el club de ajedrez desde 2002. Llegó a Trevías diez años antes, procedente de Huesca. No obstante, en el club no existen jerarquías ni liderazgos. En la práctica todos sus miembros funcionan como peones. «La clave del éxito del club es que formamos un verdadero equipo. Cada año partimos con pocas posibilidades de mantenernos en primera línea, pero gracias a eso ahí estamos», dice Alfonso Gil. En la actualidad, Valdesva cuenta con 140 socios y 27 jugadores federados. Éstos últimos están divididos en dos grupos. La alineación de «los dragones» y la de «los lobos». «La idea de poner estos nombres fue del capitán del equipo Valdesva A, Martien Hellinga. El año pasado éramos "los salmones", pero como ellos suben, y nosotros no queríamos presión este año, lo cambiamos por "los lobos"», bromea el presidente del club.

«No hay demasiado interés por el ajedrez. En general, se le tiene un poco de miedo a este juego. Miedo, por ejemplo, a hacer el ridículo. Pero no se trata de eso. El ajedrez es una herramienta intelectual muy útil para todas las edades, sirve para que las neuronas no se anquilosen», dice Alberto Oria. Hace varios años, el club trató de poner en marcha un escuela de ajedrez para adultos. No tuvo demasiado éxito. La iniciativa que sí lo tiene, aunque la matrícula desciende paulatinamente, es la escuela de ajedrez para niños, la auténtica cantera del club. Renata Gil, de 10 años, y Mario Fernández, de 8, son los jugadores federados del club más jóvenes. Forman parte de «los dragones». «Cuando empieza la partida, intento desarrollar las piezas y conquistar el centro. Después, creo una estrategia defensiva para finalmente pasar al ataque», explica Renata Gil.

«A pesar de los inconvenientes y las dificultades, nos hemos mantenido. Ahora contamos con tres subvenciones», dice Alberto Oria. Sin embargo, en el club Valdesva no deben despistarse. Como decía un antiguo maestro de ajedrez, el alemán Emanuel Lasker, «la partida más difícil de ganar es una partida ganada».