Castropol,

Gustavo García

El mercado de época en pleno parque Vicente Loriente, una actividad enmarcada en la conmemoración del centenario de este espacio, fue la atracción del fin de semana en el concejo castropolense. El mal tiempo no impidió que lugareños y veraneantes pasearan por el mercado para examinar el contenido de los puestos, situados en torno al monumento erigido a la memoria de Fernando Villaamil.

Quienes se acercaron al parque se encontraron con un mercado pequeño, pero variado. Por ejemplo, un puesto de herboristería ofrecía mil y un remedios para mil y un males, ya fueran reuma, varices, alergias o acné. Si uno buscaba zumo de arándanos, el expositor de Productos L'Ayerán, de Aller, lo tenía y, además, proveniente de agricultura ecológica. Su responsable, Luis Emilio González, veía la feria «un poco floja, pero como todas últimamente». Según sus palabras, «venimos a este tipo de eventos aunque nos cueste algo de dinero porque nos damos publicidad». Además del zumo de arándanos, su producto estrella, L'Ayerán tenía a la venta todo tipo de productos artesanos asturianos, como miel, de brezo y de castaño, mermelada, licores, embutidos y quesos.

Si se andaba buscando algo para engalanarse y ponerse guapo, en Castropol se dieron cita artesanos del cuero y joyeros. Uno de ellos, Salvador de Paz, gijonés, despertó el interés de muchos curiosos; su material de trabajo es el azabache asturiano, «las tres as», como él dice. «El azabache no es un mineral, sino corteza de un árbol del Jurásico, único en Asturias», afirmó el artesano. «Mi labor no es tan sólo traer mis productos, sino dar charlas y talleres para que esto se conozca más y tenga denominación de origen», añadió De Paz.

La oferta gastronómica iba mucho más allá de las fronteras regionales, con un puesto de kebab, un plato de carne de origen persa, y otro de productos italianos, incluida la popular pizza. Para tener un momento tranquilo, el rincón del té, y, como a nadie le amarga un dulce, varios puestos con frutos garrapiñados, gominolas y magdalenas rellenas de todos los sabores. En definitiva, una amplia oferta de productos a disposición de todos los que acudieron a la villa castropolense.