Salas / La Espina,

Sara ARIAS

La próxima semana las curvas de la carretera nacional que discurre entre Salas y La Espina serán tan sólo un mal recuerdo, sobre todo, para los que se marean. Y es que si el Ministerio de Fomento cumple su palabra, en unos días se podrá circular por la primera calzada de la futura autovía Salas-La Espina.

La inminente apertura genera distintas opiniones entre los vecinos y hosteleros de uno y otro lugar. Mientras en la capital, los dueños de los bares y restaurantes creen que todo seguirá igual y que no se notará el impacto de la autovía, en La Espina esperan la apertura del tramo con los brazos abiertos. «La gente vendrá por la autovía y justo saldrá a la carretera en la rotonda de Bodenaya, que está a la entrada de La Espina. Muchos coches y camiones pararán aquí a tomar algo», opina Sagrario Ruiz, del bar «La Espina».

Sin embargo, en la capital, los hosteleros se muestran indiferentes ante la próxima apertura, al considerar que no van a ver ningún beneficio económico. «Vamos a quedarnos igual que estábamos, llevamos muchos años sin mucha gente por aquí desde que hicieron la variante», explica Jesús Cernuda, del bar Berlín. En la gasolinera de la localidad opinan igual. José Ángel Cuervo tiene claro que «Salas ya estaba fuera de paso desde hace muchos años, aquí la gente que echa gasolina es del pueblo o de pueblos de alrededor, pero no entra nadie de fuera a repostar».

Lo que sí reclaman en Salas es la apertura de los tramos Doriga-Cornella y Cornellana-Salas. «Ya se nota ahora que se llega en media hora a Oviedo, pero si la autovía llegase hasta aquí sería estar al lado de la capital y creo que sería bueno para Salas, porque quizá venga gente a pasar aquí el día», confía Loli Rodríguez, del hotel Castillo Valdés-Salas. También Jesús Cernuda lo ve muy necesario. «Deberían abrir primero el tramo desde Cornellana hasta Casazorrina, es lo que solicitamos porque eso sería abrirse al centro», comenta.

Por su parte, en La Espina también reclaman, que una vez esté finalizada la A63, se amplíe la autovía hacia Canero (Valdés), con el fin de enlazarla con la Autovía del Cantábrico. «Algo de beneficio nos trae porque lo que nos "achicharró" a los hosteleros de La Espina fue la autovía de la costa», señala Sagrario Ruiz. Pero parece que la unión de ambas vías es de momento sólo una idea para la administración.

Los enormes pilares de hormigón de los viaductos de la autovía llevan levantados ya mucho tiempo. La autovía de La Espina ha pasado por numerosos retrasos y paralizaciones en las obras, debido en parte a la crisis. De hecho, en el tramo Doriga-Cornellana no hay ni una sola máquina trabajando desde hace más de un año, con el tramo a medias de construir.

Ahora, con la apertura de una de las calzadas entre Salas y La Espina, parece que la autovía cobra impulso. Concejos como Tineo, Cangas del Narcea o Allande se beneficiarán de un tramo que entrará en servicio coincidiendo con las elecciones regionales.

En unos días, la famosa carretera de La Espina, conocida por sus curvas, pasará a ser utilizada nada más por los vecinos de los pueblos cercanos.

«Si la autovía llegase hasta Salas sería estar al lado de Oviedo y vendría gente»

<Loli Rodríguez >

Hotelera de Salas

«Vamos a quedarnos igual que estábamos desde que hicieron la variante»

<Jesús Cernuda >

Hostelero de Salas