Castropol, T. C.

La terraza construida recientemente por un veterano empresario hostelero en el muelle de Castropol está generando división de opiniones entre los vecinos. Algunos cuestionan su impacto a orillas de la ría del Eo y otros alaban sus vistas y su tirón turístico. El propietario del negocio, que se aparta de la polémica, asegura que tiene todo los permisos en regla.

El establecimiento, que se inauguró en el muelle a mediados de la década de los noventa, acaba de acometer obras de mejora y remodelación. La parte más destacada del proyecto es la construcción de una terraza elevada -antes sólo disponía de zona exterior a ras de suelo- sobre el equipamiento original. Precisamente es esta instalación la que ha generado cierto malestar y algunas críticas en el pueblo. Una de las voces críticas es la del presidente de la Asociación de Vecinos y Amigos de Castropol y su concejo (Avvaca), Claudio Pérez, que cuestiona la estética de la actuación «por el impacto que provoca en la ría y en su entorno».

Tampoco le gusta que no se haya tenido más cuidado en el uso de los materiales con los que se ha construido el equipamiento. No en vano, la instalación se encuentra junto al estuario del Eo y dentro del área de influencia del Plan Especial de Ordenación del Casco Histórico de Castropol. No obstante, Pérez sabe que la obra cumple con la normativa y por eso no ha realizado ninguna protesta formal: «La única protesta que queda si tiene los permisos es decir que no te gusta».

Al respecto de la legalidad también se pronuncia el regidor castropolense, José Ángel Pérez, quien explica que el consistorio le dio la licencia al promotor porque toda la documentación estaba en regla. Asegura Pérez que el permiso fue de Puertos, que es a quien pertenece el terreno donde se emplaza el restaurante. Además, incide, la terraza cumple con los criterios del PGOU que permite las dos alturas en esa zona.

«Está todo correcto, otra cosa es que el modelo guste más o menos. Es una construcción a la que no estamos acostumbrados y que pudiera ser mejorable, pero está dentro de los parámetros que se exigen», expresa Pérez. Sobre las críticas vecinales, el alcalde opina que proceden más de gente foránea que de los propios habitantes de la localidad. «Los vecinos saben que el puerto es una zona muy visitada y que ese establecimiento es atractivo y puede atraer visitantes», añade.

Últimamente la zona portuaria castropolense es objeto habitual de polémicas. La construcción de esta infraesctructura se suma a la contestada ampliación de la rampa de varada del puerto, ubicada a tan sólo unos metros de distancia del establecimiento. En este caso la construcción, promovida por el Principado, no gusta al Club de Vela. La entidad deportiva se queja de que las obras no se acomodan al proyecto tramitado y que en lugar de asentar la nueva rampa en un muro vertical que permita el atraque en paralelo se construyera una escollera. Entre otras cuestiones, también reprocharon el empleo de materiales foráneos que no respetan las normas que protegen el casco histórico.