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Santa Eulalia de Oscos, una historia de hierro

"Es nuestro homenaje al concejo", dicen los ferreiros al colocar la balaustrada realizada de forma colectiva para el Consistorio

Santa Eulalia de Oscos, una historia de hierro

Friedrich Bramsteid y un buen puñado de amantes del hierro dejaron ayer su impronta en Santa Eulalia de Oscos, ese municipio pequeño del occidente asturiano al que tanto debe la ferrería y su industria. Bramsteid y José Ortiz han coordinado la elaboración de una pieza para el balcón del Ayuntamiento que recuerda a la naturaleza por sus motivos florales.

La Casa Consistorial afrontó este año un reforma interior y exterior que tuvo como colofón, ayer, la instalación de esta balaustrada de 5,2 metros de largo por 95 centímetros de alto en la que participaron 55 personas. "El homenaje que los ferreiros hacen al concejo y estamos entusiasmos. Es algo entrañable e histórico", dijo emocionado el alcalde, Antonio Rivera, tras la instalación.

Los ferreiros, de la zona y también llegados de distintos puntos de España y Francia, trabajaron en la pieza durante tres días. En este tiempo, trataron de forjar los elementos que hoy se pueden ver desde la plaza del Ayuntamiento. La antigua verja era de hormigón. Con este elemento "tan distintivo", como dice Friedrich Bramsteid, el Ayuntamiento no solo tiene mejor estética, también habla de una tradición con mucho arraigo en la zona: la que trajeron los ferreiros.

Santa Eulalia de Oscos es un concejo de los más bucólicos de la Asturias rural y del occidente asturiano. Se accede a la capital desde el puerto de la Garganta y tras sortear una carretera de sinuoso trazado. El municipio, como sus vecinos San Martín y Villanueva de Oscos, estuvo muy aislado, pero era rico en algo: mineral de hierro. Los ferreiros hacían todo tipo de aperos para el campo y para la cocina y de aquello que primero era algo artesanal fue surgiendo toda una industria. De abuelos aprendían padres y nietos y las artes del oficio hacían que muchas familias pudieran sobrevivir en un mundo agreste y complicado. Hoy, en Santa Eulalia de Oscos siguen viviendo amantes del hierro. Este año se celebró la octava edición de estas jornadas que siempre acaban con la realización de una pieza colectiva. En ella trabajan manos de herrero de distintas procedencias, como las de José Ramón Rivero, profesor de la Universidad de Salamanca y aficionado a las creaciones en hierro desde que conoció el trabajo de un herrero en Extremadura.

"El hierro es tenaz y es un reto forjarlo", dice para tratar de explicar esta pasión que en España, según cuenta, "tiene pocos encuentros como el de Santa Eulalia". Ayer, a la instalación de la balaustrada y pese a la amenaza de lluvia, asistieron casi un centenar de vecinos y visitantes. El acto acabó con muchos aplausos y el himno "Asturias, patria querida".

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