El Alcalde de Salas, Sergio Hidalgo (FAC), considera "irrenunciable" la transformación del monasterio de San Salvador de Cornellana en hospedaje para peregrinos y centro documental de la ruta jacobea. El alcalde remitió en diciembre de 2014 una solicitud al Ministerio de Fomento con el fin de poder optar a una línea de ayudas para rehabilitar el edificio histórico con este fin. "Ni tuvimos ni parece que tendremos contestación, pero eso no quiere decir que no sigamos luchando", indicó ayer.
Hidalgo sí considera "muy acertadas" las inversiones realizadas hasta la fecha por la Consejería de Cultura, pero cree que el proyecto "debe ir a más". "En Salas no descansaremos hasta que se cumpla con el proyecto que se presentó en 2007", subrayó. Se refiere al convenio que entonces firmaron los gobiernos nacional, regional y local para hacer una reforma integral de edificio y, más que eso, darle una utilidad sin entorpecer las actividades dedicadas al culto.
En la actualidad, el Principado está cambiando las cubiertas del conjunto gracias a una aportación de más de un millón de euros. La directora general de Patrimonio adelantó al pasado martes durante una visita al cenobio la intención del gobierno regional de invertir otro millón de euros para mejorar la carpintería. El alcalde señaló que este obras "son importantes y tienen nuestro apoyo, pero queremos que el monasterio funcione y genere movimiento turístico". Al margen de las inversiones regionales, en caso de que el edificio se beneficiara de la línea de ayudas del 1,5% cultural de Fomento, el Estado también financiaría el 75% del proyecto para hacer el centro documental del Camino de Santiago, según Hidalgo. El resto correría a cargo del Principado y del Ayuntamiento. "Salas no puede perder una oportunidad como ésta y se debe seguir avanzado, aunque sea poco a poco", indicó el Alcalde, consciente del "esfuerzo" de la administración regional por mantener a salvo el monasterio. Hidalgo indicó que este edificio es "fundamental" para que Salas se convierta en un referente para el Camino de Santiago.
El monasterio, del siglo XI, se utilizó entre 2000 y 2002 como sede de talleres de empleo. El estado de abandono que presentaba hizo que un grupo de vecinos creara una plataforma para impulsar obras que ahora se hacen.
