"Llevan estos libros desde Holanda entre el bizcocho, y entre otros vasos que parecen agua, vino o cerveza. De manera que conviene visitar las cuadernas de los navíos con mil ojos". Este fragmento de una misiva, leído ayer en Salas por Sergio Fernández, de la Universidad de Huelva, da una idea de los métodos utilizados para introducir libros prohibidos en España burlando los controles de la Inquisición. "Se buscaron estratagemas para esconder las biblias y otros libros en barriles de doble fondo, o dentro del propio líquido, existiendo un tira y afloja entre los inquisidores y los contrabandistas", aseguró Fernández, que ofreció una ponencia magistral sobre cómo se trataba de salvar la censura en pleno siglo XVI, cuando Fernando de Valdés ejerció como inquisidor general.

La ponencia del experto onubense cerró la segunda jornada del encuentro "Buenos y malos libros; censura y conflicto religioso en los tiempos de Fernando de Valdés", en el que durante dos días una treintena de historiadores y filólogos pusieron el foco en el papel del salense y fundador de la Universidad de Oviedo en la literatura española.