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Abuelas con mucho cuento en Coaña

"Es una ilusión y una alegría con la que no contábamos", señalan las mayores elegidas para leer narraciones a los niños en la biblioteca "Gonzalo Anes"

Adela de la Fuente, Ana Méndez y María Jesús Álvarez leen uno de los cuentos a los pequeños, ayer en la biblioteca de Coaña. G. GARCÍA

"Al elefante le gustaría darle un besito a la luna, pero no llega", comenzó a recitar Adela de la Fuente ante un atento auditorio formado por una docena de niños. Esta bisabuela de 92 años, que momentos antes había confesado estar "muy nerviosa", continuó durante unos minutos con el relato de "La luna está triste", uno de los textos seleccionados para el programa "Abuelos de cuento" que cada año organiza la biblioteca Gonzalo Anes de Coaña. Al finalizar, recibió un aplauso, un detalle y un buen puñado de besos. Señal inequívoca de que al público le había encantado, y de que esta iniciativa, que fomenta el contacto intergeneracional, había sumado un nuevo éxito.

Un mes al año, la denominada "Pequeteca" coañesa dedica sus esfuerzos a mostrar, a través de cuentos y relatos, la cara más amable de la vejez a los pequeños participantes. Además, en algunas de las sesiones participan de forma activa abuelos y abuelas, poniendo su experimentada voz a las palabras que guardan los libros. Ayer fue el turno para Adela de la Fuente y su hija María Jesús Álvarez, bisabuela y abuela de los niños coañeses Rubén y Sergio Sierra, que siguieron, sentados a sus pies, el recitar pausado y emotivo de los cuentos.

"Pretendemos fomentar un proyecto intergeneracional que busca, por una parte, extraer de la literatura infantil las obras en las que la vejez se aborda de forma positiva, y por la otra, encontrar un papel activo para las personas mayores, y que ayude al fomento de la lectura", señala Ana Méndez, bibliotecaria de Coaña, que incide en que por eso se invita a los abuelos y abuelas a contar ante los más pequeños cuentos tradicionales, o bien aquellos que se encuentran en el fondo del centro.

Adela de la Fuente se decantó por "La luna está triste", un pequeño texto que tiene un final feliz, pues varios animales logran, trabajando en equipo, darle el ansiado beso al satélite. Esta bisabuela, que comenzó a trabajar con apenas nueve años y que aprendió a leer y a escribir por su cuenta, recordaba cómo, cuando sus hijos y nietos no se dormían por las noches, tenía que inventarse cuentos con la única herramienta de su imaginación. "Así lograba que se quedasen dormidos. El problema es que al día siguiente me pedían que repitiese el cuento, y como no lo tenía escrito, no lo recordaba, y se lo contaba de otra forma", bromeó, haciendo gala de un muy buen humor, De la Fuente.

"La cabra boba" fue el relato que seleccionó María Jesús Álvarez, que reconoció que esta iniciativa despierta "una ilusión y una alegría con la que no contábamos; es algo muy original, y que se podría extender a otros centros". Álvarez, que conectó muy bien con los pequeños lectores, subrayó que "todos aprendemos de todos, los niños también nos dan muchas lecciones".

Ana Méndez añade que cada año se intenta buscar a alguien dispuesto a ponerse frente a los niños y leerles cuentos, bien sean personas mayores que escriben sus obras, muchas veces en gallego-asturiano, "gente a la que no les importa dedicar una hora al fomento de la lectura entre los más jóvenes, que serán la base de los lectores del futuro". El éxito de "Abuelos de cuento" es tal que ha sido incluido dentro de una investigación de la Universidad de Granada, como una de las prácticas intergeneracionales más relevantes del país.

Además del sincero afecto de los niños, las "abuelas de cuento" coañesas se llevaron ayer a casa una experiencia que difícilmente olvidarán, y un álbum de dibujos realizados para la ocasión por los pequeños.

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