Los ladrones han vuelto a pasearse por el Suroccidente. Esta vez el objetivo fue el polígono industrial de La Curiscada, en Tineo, donde hace unos días entraron a robar en cuatro naves siguiendo un modus operandi muy similar al de la incursión que se produjo en el polígono cangués de Obanca en junio de 2015.

Lo primero que hicieron los ladrones, que según se pudo comprobar a través de las grabaciones de las cámaras de seguridad eran tres encapuchados que portaban mochilas, fue proveerse de un vehículo. Para ello, entraron en la nave de Fibrastur forzando una de las ventanas y se hicieron con una furgoneta.

"Teníamos las llaves escondidas, pero dieron con ellas y se tomaron su tiempo porque descargaron lo que teníamos en ella e incluso retiraron los imanes publicitarios y la propaganda y el papeleo que llevábamos", explica Manuel Fernández, propietario de la empresa. En su caso, los ladrones no se llevaron nada más, aunque intentaron acceder a una nave colindante sin éxito. "A pesar de que tuvieron que saltar y de que manipularon muchas cosas no había ninguna huella", apunta Fernández.

El siguiente objetivo fue la fábrica de cerveza Deva, de la que se llevaron unas 20 cajas de bebida valorada en unos 400 euros, además de dinero y materiales y herramientas de construcción. En este caso entraron rompiendo el bombín de la puerta, y cuando los trabajadores llegaron por la mañana se encontraron con las luces encendidas y las cámaras abiertas. A continuación, los asaltantes entraron a una nave de materiales de construcción de la que parece que no se llevaron nada y, por último, se dirigieron a una tienda de venta de herramienta y maquinaría agrícola y de jardinería.

En este local se disparó la alarma, aunque a los ladrones les dio tiempo a hacerse con un botín de entre 15.000 y 18.000 euros en máquinas como motosierras o desbrozadoras. La entrada a la tienda se produjo directamente a través de la rotura de una de las lunas del escaparate y el saqueo fue rápido, ya que pocos minutos después de sonar la alarma su dueño, Vicente Ovalle, ya estaba en el polígono y no pudo ver ningún movimiento.

Para algunos de los afectados incrementar la vigilancia del polígono sería una solución, incluso se plantean contratar seguridad privada. Sin embargo, otros piensan que el polígono es demasiado grande para controlarlo todo y recuerdan "que estamos hablando de grupos organizados que si quieren entrar lo harán buscando la forma de saltarse la seguridad".