Al fin, la Poza de Navia respira aliviada. Esta semana se ha abierto el canal que comunica esta laguna de agua salada con el estuario, a través de la escollera de canalización, y que permite la renovación de todo un ecosistema de forma regular. Se concluye de esta manera el grueso de las operaciones ejecutadas por la Demarcación de Costas, que se habían fijado como objetivo recuperar este enclave, muy deteriorado desde hace casi 20 años. "Es ahora cuando la Poza está realmente contemplada en la canalización de la ría de Navia; hasta este momento, había sido un efecto colateral de la filtración a través de la escollera", celebra el alcalde naviego, Ignacio García Palacios.

A partir de ahora, cada ciclo de mareas llenará y vaciará la Poza al ritmo con que discurra el proceso en la ría. El agua se canalizará a través del hueco abierto en el dique, de unos treinta metros y cubierto con una pasarela, para completar ese trasvase continuo. Además, se ha calculado la cantidad de material en la entrada y salida del agua, para evitar que la Poza se vacíe por completo con las mareas de mayor coeficiente.

La actuación ha contado con una inversión total que alcanza los 591.476 euros, y que se ha alargado más allá de los cuatro meses previstos. El plan fue diseñado por la Consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales del Principado de Asturias, a partir de un informe elaborado por técnicos y expertos pertenecientes al Instituto de Recursos Naturales y Ordenación del Territorio (INDUROT). Su objetivo último, según los documentos oficiales, era "fomentar la dinámica fluvio-marina a más largo plazo, favoreciendo la influencia mareal en el interior de la Poza para recuperar el ambiente salobre" tradicional en esta ensenada.

Ahora, a la conclusión del grueso de los trabajos siguen, por un lado la satisfacción, pero por el otro, la cautela necesaria siempre que se trabaja con el medio marino. "La parte que afecta a la entrada del agua ya está rematada. Ahora se está vigilando de cerca su comportamiento, pero creemos que no va a dar ningún problema", explica García Palacios, que añade que los técnicos estarán pendientes "para que en la bajamar la Poza no se quede completamente vacía". Se deberá regular, por tanto, la altura mínima del nivel del agua.

Tal y como ha repetido el regidor durante todo el proceso, la actuación "no es definitiva", por lo que precisará "de un mantenimiento constante" en este entorno creado por la mano del hombre para evitar que la arena y los materiales arrastrados por el mar interfieran en la entrada y salida del agua. "Hasta este momento, la filtración constante de agua suponía un daño en la propia escollera; eso se evitará a partir de ahora", matiza el regidor.

Visiblemente ilusionado se muestra, por su parte, José Manuel Peláez, presidente del club náutico local y buen conocedor del entorno de Veiga de Arenas y la Poza. "Soy optimista con la operación que han hecho. Estoy de acuerdo con lo ejecutado en un noventa por ciento. La duda que me queda es la situación de la zona cuando lleguen los grandes temporales del invierno, los golpes de mar, porque la naturaleza tiene mucha fuerza", advierte este vecino.

Para prevenir males mayores, como el posible riesgo de inundaciones en la parte opuesta de la Poza, Peláez considera que se debería rebajar el calado de la laguna, retirando los sedimentos que el paso del tiempo ha ido depositando. "Es algo que creo que contempla el proyecto, y que evitaría desbordamientos", apunta, al tiempo que incide en que el éxito o fracaso del proyecto se verá con el tiempo: "La señal de que funciona es que suba y baje la marea cada seis horas".

Por su parte, la plataforma ciudadana "Salvemos la Poza", que lucha por la recuperación del enclave, opta por la prudencia a la hora de emitir valoraciones sobre el resultado de esta intervención. "De momento no vamos a hacer ninguna valoración. Ya la hicimos en su momento cuando presentamos las alegaciones. Ahí está dicho lo que nos parece el proyecto que han ejecutado más o menos. Ahora toca esperar a ver si el resultado es que se dice desde las administraciones o no", señalan.

En sus alegaciones, la plataforma consideraba que los efectos del oleaje podrían llegar a ser "devastadores", y esgrimía que "lo más probable es que la arena acuda en suspensión y en sucesivas oleadas hacia el nuevo canal", obstruyendo así el paso del agua.