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El Valledor sufre ahora las tormentas

Los pueblos más castigados por los incendios de octubre se enfrentan a los argayos desencadenados por las trombas de agua del verano

El estado en que quedó la entrada a Tremao (Allande).

Las zonas más castigadas por los incendios forestales que asolaron la comarca del Suroccidente el pasado mes de octubre también lo están siendo ahora por las tormentas y las lluvias protagonistas de este verano. Los montes desprovistos de vegetación, que permitía fijar el suelo y servía de barrera ante la erosión y los desprendimientos, se han convertido en generadores de argayos imparables que llegan hasta pueblos y carreteras.

Uno de los puntos más afectados por las últimas tormentas está siendo El Valledor, en Allande, en concreto los pueblos de Cornollo y Tremao, que también sufrieron importantes pérdidas durante los incendios. Los vecinos no ven una solución fácil para frenar el agua de escorrentía que lleva hasta la puerta de sus casas tierra, piedras y troncos, y llega a inundar sus bajos, pero se sienten abandonados a su suerte ante el problema.

La última de las tormentas vividas en la zona fue la del pasado miércoles, aunque ya son varias a lo largo del verano las que están causando desprendimientos. Esta última ha llegado a acumular en las carreteras de acceso a las localidades de Cornollo y Tremao una buena cantidad de materiales, para lo que el Ayuntamiento ha tenido que contratar su limpieza con maquinaria pesada.

En Cornollo, los daños se quedaron a la entrada del pueblo: un argayo sobre la pista de acceso, arrastre de material por fincas y huertas, socavones, además de la entrada de agua en la nave ganadera de José Manuel Pérez, quien se enfrentó durante una noche, sin descanso, junto a su madre, María Olimpia Ibias, al fuego que en el mes de octubre atravesó el pueblo quemando algunas de sus casas y construcciones.

"Lleva lloviendo mucho y la tierra ablandó de tal manera que cada vez bajará más", señala Pérez. Explica que son muchas las hectáreas de monte que han quedado arrasadas por el fuego; "iban a hacer empalizadas de retén, pero no hicieron nada y está arrastrando todo", añade.

Como ya vivió con el fuego, al que intentó hacer frente, asegura que a las corrientes de agua también es imposible enfrentarse en solitario. "Aquí llueve sobre mojado, arroyó muchísimo y ya llevamos cinco tormentas fuertes en las últimas semanas", lamenta.

En Tremao la situación también es complicada. En esta localidad allandesa, las corrientes de agua provocadas por las tormentas atraviesan el pueblo dejando a su paso grandes cantidades de material, así como bajos y cuadras inundados. Una visión desoladora, que si bien podía ser esperada por la mayoría de los vecinos como consecuencia directa del incendio que llegó a la zona la noche del 15 al 16 de octubre de 2017, no por eso dejó de asustar a los vecinos. "Donde más perjudicados fuimos por los incendios es donde ahora están descargando las tormentas", lamenta la vecina Ana López.

Hasta una farola del alumbrado público llegó a arrancar la última tormenta que dejó durante una tarde incomunicado el pueblo, puesto que varios tramos de las dos vías de salida quedaron sepultados bajo toneladas de tierra y piedras. "Si siguen bajando así el agua y la tierra, la carretera acabará desapareciendo, ya ha arrancado un quitamiedos", detalla López.

Esta vecina refiere que, una vez que la tormenta descarga, desde el pueblo escuchan el ruido de un río bajando por la ladera de la montaña hasta el pueblo. Una sensación que les atemoriza y contra la que saben que no pueden hacer nada. "Se inundaron cuadras y bodegas, pero aunque se intentó desviar el trayecto del agua, ésta baja con mucha fuerza y en la montaña ya solo se ven piedras, es un desastre", añade.

Los vecinos saben que lo que está ocurriendo ahora es consecuencia del incendio que llegó a las puertas de sus casas desde el vecino concejo de Ibias. De hecho, ellos mismos anunciaron tras el fuego sus temores a un año lluvioso y sus peores presagios se han cumplido. A pesar de ello, creen que pudieron haberse tomado medidas de contención y protección para los pueblos situados bajo los montes arrasados.

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