Dos meses después de la explosión pirotécnica ocurrida minutos antes de la tirada nocturna de la fiesta de la Magdalena de Cangas del Narcea, en la villa aún se pueden ver las secuelas. Aunque muchos locales y edificios han recuperado la normalidad, en otros permanecen las ventanas y puertas rotas, las grietas en las paredes y los daños en el interior. Además, esta semana la noticia de que el cobro de las indemnizaciones dependerá de un proceso judicial, por la falta de acuerdo entre las aseguradoras de los actores implicados en el disparo, ha caído como un jarro de agua fría, sobre todo entre los propietarios que carecen de seguro.
Es el caso de Pedro Losas, cuya casa está en primera línea del lugar de la explosión, en el Prao del Molín. "La casa está vieja, pero estaba bien hasta la explosión y nadie nos da solución; veo que tendré que adelantar el dinero del arreglo y, encima, ir a juicio; nos sentimos olvidados", lamenta. Tiene varios presupuestos para el arreglo de su casa que oscilan entre 17.000 y 20.000 euros.
La peor parte se la ha llevado el tejado, que tiene zonas levantadas y hundidas que filtran el agua, por lo que el arreglo tendrá que llevarlo a cabo antes de que comience el invierno.
"Nadie se preocupó de ver qué pasó en estos edificios, si tendremos goteras o si nos puede caer encima, y al final tendré que poner el dinero de mi bolsillo", explica, indignado.
A pocos metros, otro edificio permanece vallado a la espera de las obras de reparación que supondrán el derribo de la fachada y su reconstrucción, entre otras cosas. Previamente, se arregló la parte de la construcción que coincide con un bar que tuvo que permanecer un mes cerrado en temporada alta. "La obra la cubre el seguro, pero no las pérdidas por el mes cerrado, así que tendremos que ir a juicio contra quien se haga cargo de los daños", asume resignada Begoña Rodríguez.
