La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

VÍCTOR CEDRÓN | Cura de Vegadeo

"El clero necesita formación artística y usar esos medios para evangelizar"

"Somos demasiado conservadores, seguimos ofreciendo el mismo tipo de religiosidad que hace 40 años"

Víctor Cedrón, en el parque del Medal, con la iglesia al fondo. T. CASCUDO

Natural de Cangas del Narcea y con familia en Allande, se puede decir que el de Víctor Cedrón es un viaje de ida y vuelta al Occidente. Tiene veinte años de experiencia sacerdotal, pero es la primera vez que está destinado en la comarca, a donde llega tras casi dos años en la basílica del Sagrado Corazón de Jesús en Gijón. Desde el pasado mes de septiembre es el párroco de Vegadeo, en sustitución de José Luis Varela, que falleció este año.

- ¿Qué tal las primeras semanas en Vegadeo?

-Me llama mucho la atención la acogida tan buena y cariñosa de la gente. La calidad humana se percibe más aquí que en una ciudad como Gijón. Aquí hay más cercanía en la relación, la gente te busca para hablar, es un cariño llamativo desde el principio; en la ciudad es más como un servicio.

- ¿Qué le parece el cambio?

-Es una propuesta que te hacen y la asumo sin dificultad. Conocía esta zona sobre todo del verano, y a mí la costa del Occidente me parece la más bonita de Asturias. Me encuentro muy a gusto, es fácil adaptarte a un lugar que te gusta y te acoge tan bien.

- Hay voces que critican el sistema de designación por parte del Arzobispado...

-Teniendo en cuenta la dificultad que existe por el bajo número de sacerdotes, una planificación en la que se contara más con los curas nos beneficiaría a todos.

- ¿Qué objetivos se fija?

-Que la parroquia me enseñe a ser el cura que necesitan. Voy a intentar hacer todo lo que queramos, pero no estoy dispuesto a hacer casi nada solo.

- ¿Hace falta atraer más fieles a la iglesia?

-No creo que un buen objetivo sea que haya más gente en la iglesia, sino que haya mejores cristianos. La gente debe ir a la iglesia convencida. La religiosidad para entretener no sirve para nada.

- ¿Cómo lograr mejores cristianos?

-En este momento, la Iglesia no está a la altura para saber proponer una forma de vivir cristianamente. Es un problema no solo de la gente, sino también de la Iglesia. Creo que hay que fijarse en lo que desgrana el Papa y considero que estamos siendo demasiado conservadores. En los últimos cuarenta años seguimos ofreciendo el mismo tipo de religiosidad y nos encontramos con mucha gente joven sin ningún tipo de experiencia religiosa.

- ¿Cuál sería el camino para llegar a esos jóvenes?

-El primer paso es la familia. La religiosidad es una experiencia que se aprende en familia y en comunidad. Esas comunidades son las que evangelizan.

- Ha recuperado las misas en Abres, suprimidas el pasado verano por su antecesor (Marcos Cuervo) como castigo por dañar la puerta de la iglesia. ¿Qué le parece?

-No tengo nada que valorar. Es una decisión de la persona responsable en su momento. A mí me dieron tres parroquias (Vegadeo, Abres y Seares) y las tres son igual de importantes.

- Su traslado a Vegadeo conllevó el cese como delegado de Bienes Culturales, cargo que ocupaba en el Arzobispado y que ha quedado vacante.

-Haber olvidado el camino del arte como un camino de encuentro y evangelización es una de las grandes pérdidas de la Iglesia. El arte también sirve para dar un mensaje. Es un lenguaje muy adecuado porque la gente es bastante sensible y es un punto de encuentro para hablar de una experiencia religiosa. Se necesita formación artística para el clero y, luego, lograr que las parroquias sean conscientes del valor de lo que tienen, que los sacerdotes sean capaces de usar esos medios para evangelizar.

- ¿Serviría para evitar casos como la polémica restauración de las tres tallas románicas de la ermita del Rañadoiro, en Tineo?

-Antes del cese como delegado de Bienes Culturales conseguí establecer una fórmula oficial para que los párrocos tramiten las restauraciones. Hasta este momento no había una fórmula concreta administrativa para pedir el permiso para arreglar una obra, y es algo imprescindible.

- Pero a usted, que es licenciado en Historia y Bienes Culturales, ¿qué le parecen intervenciones como la llevada a cabo en Tineo?

-Da mucha pena. Lo que más protege las obras es valorarlas. Si ese o cualquier otro pueblo fuera consciente de lo que tiene, las intervenciones serían distintas. No hay que reprochar la buena voluntad, pero hay que educarla. Por un lado es imprescindible conocer bien lo que tenemos y, por otro, la fluidez entre las administraciones para cuidar los bienes culturales porque ahora es un poco deficiente.

- ¿Qué debe mejorar la administración para avanazar en ese camino?

-Habría que favorecer que las subvenciones beneficien a los pueblos pequeños. La fórmula actual, que te obliga a adelantar el dinero de la actuación, incapacita a las poblaciones pequeñas a optar a ellas. Pagar antes favorece al que tiene dinero.

Compartir el artículo

stats