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La flor ecológica, con tirón en Difuntos

"Lo que produce nerviosismo es saber si abrirá a tiempo", dicen en la tapiega Finca El Cabillón, que cultiva crisantemos

Mari Carmen Menéndez y Gloria García limpian una tumba en el cementerio de Tineo, a la que este año han tenido que retirar los centímetros de nieve que se acumulaban sobre ella. T. CASCUDO

"Lo que produce nerviosismo es saber si abrirá o no la flor a tiempo. Ahí te la juegas", señala el presidente de Fundación Edes, Antonio García. Y es que la entidad tapiega, a través de su Centro Especial de Empleo Finca El Cabillón, lleva nueve años dedicado a la producción y venta de flor ecológica para la festividad de Todos los Santos. La fase de cultivo se desarrolló sin problemas y ahora afrontan el ajetreo de los últimos días para que todos los pedidos lleguen a tiempo.

Cuenta García que a los crisantemos (centran el cultivo en esta especie) les afectan mucho las horas de luz, y si vienen meses muy luminosos "pues tarda más en abrir". Hasta hace apenas quince días las 2.600 plantas cultivadas en la finca ecológica no mostraron todo su esplendor. Ahora, los responsables de la finca, donde trabajan personas con discapacidad, respiran tranquilos.

En el año 2009 la entidad decidió complementar la producción de frutas y verduras con el cultivo de plantas, y la experiencia está resultando bien. "Es una alternativa de cultivo que solo hacemos para Difuntos", explica la responsable de Finca El Cabillón, María Celis García. Constata además la buena acogida y alta demanda que siguen teniendo las flores en la comarca: "Se sigue manteniendo la tradición".

María Celis añade que lo que les diferencia es que se trata de cultivo ecológico. Este año han tenido suerte y no han sufrido ataques del temido pulgón, pero, en caso de padecerlo solo lo combaten con aceite de neem. La plantación se realiza a principios de julio y la recolección se desarrolla estos días, mientras se lleva a cabo la venta directa en la propia finca y en los mercados de la zona. El crisantemo se vende por manojos, pero también se ofrecen ramos y centros. Eso sí, bajo pedido (hoy es el último día).

Precisamente de los centros se ocupa Dolores Pacios, voluntaria desde hace años. "Me encanta trabajar con la flor, es algo que disfruto muchísimo y, las cosas, cuando gustan, salen bien", dice mientras ultima uno de los pedidos.

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