La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Adiós a las aulas en Vegadeo

"Es mucho lo que se trabaja y el esfuerzo que supone enfrentarte a una clase llena", reivindica la profesora Fini Barcia, que se jubila en un mes

Fini Barcia, en el Instituto de Vegadeo. TANIA CASCUDO

Una oposición fallida a un puesto de administrativa llevó a María Serafina Barcia (Valdepares, El Franco, 1958) a replantearse su futuro y a descubrir su verdadera vocación en la enseñanza. Fue así como Fini, así la conoce todo el mundo, decidió cambiar totalmente de rumbo y estudiar Magisterio por filología francesa. La enseñanza se convirtió en su pasión y a ella ha dedicado los últimos 35 años de su vida. Ahora afronta la recta final de su carrera, ya que el 2 de febrero se hará efectiva su jubilación. "Lo dejo con pena, pero la decisión está tomada y no me voy a echar a atrás", explica.

"Al principio no creía que la enseñanza fuera mi vocación, pero después descubrí que sí. Siempre fui feliz yendo a trabajar y me gustó mucho lo que hacía. Con los niños disfruté un montón porque te alegran la vida", señala Barcia, que lleva los últimos dieciséis años impartiendo la materia de Lengua Castellana y Literatura en el instituto Elisa y Luis Villamil de Vegadeo.

Tras sacar la plaza de maestra por acceso directo, allá por el año 1984, se incorporó a su primer destino: la escuela unitaria de Comba, en Pola de Allande. No olvida la precariedad de las instalaciones -"no había casi de nada", apunta- y también lo inaccesible del destino, especialmente para ella, que no tenía ni carné ni coche por aquel entonces. "Iba andando a la escuela y de camino iba recogiendo a los niños", rememora, al tiempo que agradece el apoyo de las familias de las escuelas rurales por la ayuda que siempre recibió para mejorar las aulas en lo posible. Después vinieron nuevos destinos en Salgueiras (Villanueva de Oscos), Tol (Castropol), Serantes (Tapia) y Castropol. Precisamente en el colegio castropolense La Paloma tuvo su primer contacto con la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO): "Supuso una etapa de grandes cambios como profesional de la enseñanza, pero fue muy satisfactoria".

Cuenta que aquel curso le sirvió de "entrenamiento" antes de ejercer ya de manera definitiva como profesora en el instituto veigueño, dejando atrás diecinueve años en la escuela rural. Se deshace en halagos hacia sus compañeros en el Elisa y Luis Villamil, especialmente hacia los del departamento de Lengua, con los que compartió proyectos importantes como el Foro Comunicación y Escuela, con el que tanto ha disfrutado. Precisamente en la clausura de la décima edición le rindieron un pequeño homenaje en el que alabaron "su capacidad organizativa, su entusiasmo por un trabajo bien hecho, su ayuda y colaboración incondicionales y el cariño que muestra por sus compañeros".

"En estos treinta y cinco años me encontré con muy buenos compañeros y de todos aprendí. Me voy con la satisfacción de sentirme querida", apunta Fini, que reivindica la figura del profesor y su importancia social. Lamenta que el docente haya perdido reconocimiento y defiende a capa y espada su labor: "Es mucho lo que se trabaja y el esfuerzo que supone enfrentarte cada día a un aula llena de niños tan diversos".

Mucha burocracia

Barcia ha sido testigo directo de la evolución del sistema educativo, especialmente en la última etapa, con los sucesivos cambios de legislación. En este sentido, la profesora franquina reclama consenso a los dirigentes políticos y lamenta el aumento de la burocracia que tiene que soportar el profesorado: "Nadamos en papeles, es demasiada burocracia. Hay que hacer informes para todo. Te puedes pasar tardes enteras escribiendo sobre los problemas del alumno, sin que a él le repercuta en nada".

Para Fini no hay fórmulas mágicas en la relación con el alumnado y señala como claves el sentido común, el mantenimiento de la autoridad sin caer en una relación rígida y la importancia de establecer una fluida comunicación con los padres, que deben apoyar la labor docente. "Poco podemos hacer si los padres apoyan conductas inapropiadas o no deseadas para no reprobar a sus hijos", apunta.

La docente franquina se marcha con la maleta cargada de buenos recuerdos e infinidad de anécdotas que le han permitido disfrutar enormemente con su vocación. En un mes exacto comenzará su jubilación.

Compartir el artículo

stats