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Tineo vuelve a cantar en el bar

"Es algo muy sano", defienden los miembros de la Rondalla de Tineo, que recupera la tradición de los años 20 en la villa

Integrantes de la Rondalla de Tineo en su última actuación. D. Á.

Un grupo de 15 de personas de Tineo está volviendo a poner de moda el cantar por los bares. Lo están haciendo con la creación de la Rondalla de Tineo, una tradición musical que tienen constancia de que estaba presente en el concejo en los años veinte, con la existencia de varias rondallas, y que han querido rescatar del olvido con el único objetivo de dar vida y alegrar alguna tarde la villa tinetense.

El grupo no solo cuenta con voces, también hay músicos que tocan el acordeón, la flauta, el clarinete, la gaita, la guitarra y la pandereta. Las salidas suelen realizarlas una o dos veces al mes, a pesar de que no todos los integrantes puedan participar. En cada una de las actuaciones eligen un bar de la villa tinetense para animar con su música las últimas horas de la tarde. En su repertorio repasan canciones populares tanto de la tradición asturiana como reconocidas internacionalmente, con la intención de invitar a los clientes de los locales a soltarse a cantar.

"Hay fotos de 1928 de rondallas en Tineo, y al verlas nos inspiraron para recuperar esa tradición que nos venía de tan atrás", explica Rosa Fernández, impulsora de la Rondalla de Tineo, a la que describe como un grupo de amigos a los que les gusta la música, pero matizando que está abierta para que la gente que quiera puede unirse. "Nos juntamos cuando podemos para disfrutar cantando y estamos abiertos a que la gente se nos una en los bares de forma espontánea, e incluso a que se integren en el grupo para seguir recorriendo los chigres y animar un poco el pueblo", subraya.

La edad no importa para formar parte de esta rondalla, que tiene representantes de diferentes generaciones; el único requisito es ser un apasionado de la música para sentirse integrado. Kevin López es el más joven y se confiesa un enamorado de la música tradicional, que interpreta con su flauta travesera o la gaita. "Soy el más joven y el único de mi edad, pero nos integramos sin problema, para mí es una buena oportunidad para poner en práctica lo que sé de música", asegura.

Para Andrés Álvarez, poder participar en la rondalla supone "una desconexión con el día a día y alegra el alma". Él alaba la idea por no exigir asistencia ni tener un horario rígido, lo que le permite adaptar su afición a las obligaciones diarias y no tener que renunciar a ella.

José Manuel Amor recuerda cómo de joven se juntaban varios para cantar en un bar de Madrid, pero que llegó el momento en el que los bares rechazaban que se cantase para evitar molestias a otros clientes. "Ahora se vuelve a reivindicar el cante en los chigres y es algo muy sano", asegura. De hecho, en los locales por los que ha pasado la rondalla aseguran que es una iniciativa que Tineo necesitaba.

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