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MABEL LOZA | Catedrática de Farmacología e investigadora en Santiago nacida en Tapia, premio "María Josefa Wonenburger"

"Hay un uso excesivo e innecesario de los medicamentos y los recursos sanitarios"

"El trabajo de los investigadores ha de ser callado y hay que tener cuidado con crear falsas expectativas; en España la ciencia tiene poco reconocimiento"

Mabel Loza, recogiendo el premio en Santiago. XOAN ÁLVAREZ

La investigadora tapiega Mabel Loza (Tapia, 1961) recibió el lunes en Santiago de Compostela el prestigioso galardón "María Josefa Wonenburger Planells", que concede la Xunta de Galicia para distinguir a las científicas más relevantes de la comunidad vecina. Loza, que agradeció especialmente la presencia en el acto de la alcaldesa de Tapia, Ana Vigón, y de la doctora tapiega María José Ferrería, es catedrática de Farmacología y compagina su labor docente con la faceta investigadora. Está al frente del grupo de investigación Biofarma y es fundadora de la Fundación Kaertor, un acelerador de proyectos de investigación pionero en España.

- ¿Qué le parece engrosar la lista de las premiadas con el Wonenburger?

-Me siento muy honrada. Cuando me llamaron me quedé muy sorprendida. María Josefa Wonenburger fue pionera en su época y, aunque no la conocí, siempre la admiré mucho. Ella decía que tenía "tendencia a ser feliz en cualquier situación" y a mí me parece que es todo un lema y un buen planteamiento para la vida.

- ¿Se puede decir que la mujer tiene ahora más peso y presencia en la ciencia?

-En las fases iniciales de la investigación científica hay una mayoría de mujeres, pero los puestos de más liderazgo siguen teniendo una clara mayoría masculina. Bien es cierto, que en los últimos cinco años se han acelerado los procesos de igualdad y esto produce cambios reales que se palpan. Antes eran excepciones, pero ahora empieza a ser más habitual la presencia de mujeres.

- ¿Por qué le cuesta tanto a la mujer llegar a puestos directivos?

-Cuesta mucho tanto para hombres como para mujeres porque es un entorno muy exigente en el que el esfuerzo es permanente, no hay tregua. Digamos que antes, con el rol social de los hombres, lo habitual era que ese esfuerzo lo hicieran ellos, pero ahora creo que eso está cambiando.

- ¿Ha sentido discriminación en su carrera por ser mujer?

-No puedo decir que la haya sentido, pero sí que he estado en ambientes donde solo había hombres. Recuerdo las primeras reuniones del Consorcio Europeo de infraestructuras de Investigación (ERIC) EU-Openscreen, hace quince años, donde de cuarenta personas las únicas mujeres éramos la secretaria del coordinador y yo. En cambio, ahora, estamos al 50 por ciento.

- ¿Las nuevas generaciones necesitan más referentes femeninos?

-En general, es bueno incorporar caras femeninas, también porque una mujer que ve caras de mujeres considerará que es más fácil llegar.

- En su discurso señaló que por cada euro que se invierte en descubrir nuevos fármacos se ahorran entre 2 y 8 euros en costes sanitarios. Llama mucho la atención....

-Es un dato bien calculado. Es verdad que descubrir medicamentos es un proceso caro, pues, de media, sacar un medicamento innovador que cure cuesta unos dos mil millones de euros. Es una inversión que no puede pagar ningún gobierno, pero, en las áreas iniciales, sí que pueden empujar y por eso hice ese llamamiento al sector público, para que dediquen más recursos a las primeras fases de investigación, que sí que son abordables. En inversión en investigación, España está bastante a la cola.

- En la Fundación Kaertor precisamente trabajan en agilizar esas primeras fases ¿no?

-La idea es sostener y acelerar la investigación en los momentos iniciales. Tengo que decir que Galicia ha sido una excepción, por la convicción que ha tenido en la importancia de financiar la innovación. En la comunidad gallega hay una especie de pacto no escrito por la innovación, movilizando fondos desde hace mucho. Me siento muy afortunada de haber estado aquí en el momento adecuado. En la Fundación Kaertor colaboramos con grupos de expertos que tienen un conocimiento muy avanzado en el mecanismo de la enfermedad, pero no lo aplican a buscar medicamentos para curarla. Nosotros sabemos hacer esa ciencia más innovadora orientada a crear medicamentos y por eso servimos de nexo entre el ámbito de la enfermedad y el del medicamento.

- Los primeros proyectos se centraron en la investigación del cáncer hepático, el párkinson y el alzheimer ¿Siguen trabajando en los mismos campos?

-Sí. Nos especializamos en las áreas que todavía no tienen soluciones, como el dolor, el cáncer o las enfermedades neurológicas. Le prestamos mucha atención al dolor, donde colaboramos con los laboratorios Esteve, porque después de la morfina no ha habido otro fármaco que lo mitigue. Llevamos años trabajando en ello y cuanto más conoces la realidad del dolor, más cuenta te das del problema social que supone, pues deteriora muchísimo la calidad de vida del paciente y de su familia. Hay muchos tipos de dolor, algunos no son medibles y producen mucha incomprensión.

- ¿Veremos la cura del cáncer o el párkinson en esta generación?

-Espero que sí. Creo que vamos a tener la gran oportunidad desde la investigación en descubrimiento de fármacos de ver importantes avances en el plazo de cinco años. Estamos en un buen momento y ya se están viendo cosas. Por ejemplo, en la fibrosis quística, que hasta hace poco era una enfermedad terrible, ya vemos que hay gente que parcialmente se está curando y lo mismo pasa con la hepatitis C, que acababa por ser causa segura de muerte y ahora se cura en pocos meses.

- La gente tiene la percepción de que a la industria farmacéutica no le interesa curar determinadas enfermedades ¿demonizamos demasiado al sector?

-No tiene sentido decir que a las compañías les interesa que los enfermos no se curen. Solo en 2009 en el Reino Unido más de 3.000 trabajadores se quedaron sin empleo por el cierre de departamentos de investigación de las compañías farmacéuticas porque no habían sido capaces de descubrir fármacos que curasen. Las empresas tienen beneficios cuando logran tener buenos medicamento, si no, acaban cerrando. Claro que, como cualquier entidad privada con ánimo de lucro, buscan beneficios y claro también que tienen defectos, pero no, no se les puede acusar de falta de interés en buenos medicamentos, que curen las necesidades clínicas no cubiertas. Al revés, se pelean por conseguirlos antes.

- ¿Estamos demasiado medicalizados?

-Tal vez sí. Indudablemente los medicamentos y la sanidad pública son un bien social de primer orden y hay que felicitarse por vivir en un entorno donde existe la sanidad pública. Pero sí que hay situaciones de excesivo uso innecesario tanto de los medicamentos como de los recursos sanitarios.

- Estamos viviendo una psicosis mundial por el coronavirus con origen en China. ¿Está justificada la alerta?

-No soy experta en virus y no tengo una opinión científica bien elaborada sobre el caso, pero nuestra sociedad tiende a crear psicosis de todo y basta recordar algunos episodios como el de las vacas locas o la gripe aviar. Deberíamos ser prudentes y seguir las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Estamos en un mundo tan globalizado que una epidemia en China puede repercutir en cualquier lugar del mundo, es una enfermedad de todos y hay que tomar precauciones. Pero de ahí a obsesionarse y empezar a poner mascarillas por la calle en Tapia? Debe haber un término medio.

- ¿Se sienten los investigadores suficientemente valorados en España?

-No persigo la valoración social, me sorprende y agradezco cuando me la dan, pero nunca la he perseguido. El trabajo de los investigadores tiene que ser callado y hay que tener cuidado con crear falsas expectativas. Ahora bien, sí que creo que la ciencia en España tiene muy poco reconocimiento si lo comparas con otros países como el Reino Unido. Es bueno que todos entiendan en qué consiste nuestro trabajo, pero también los científicos debemos acostumbrarnos a contar y explicar mejor lo que hacemos. Creo que es una asignatura pendiente que tenemos.

- Los tiempos largos que maneja la ciencia son difícilmente entendibles en una sociedad que vive en la inmediatez?

-Todos queremos el medicamento mañana, pero tenemos que explicar que lo importante es alimentar la maquinaria de la investigación científica para que más tarde lleguemos a curar. Nos movemos en tiempos muy largos. Si lo comparas con la política, nos hacen falta tres periodos electorales para tener resultados.

- A propósito de la política, ¿qué le pediría al ministro de Ciencia, Pedro Duque?

-Que ayude al despegue en la aplicación de la ciencia española al descubrimiento de fármacos. Han creado iniciativas financiadas muy valiosas, pero a medio plazo hace falta una estructura eficiente, bien coordinada y financiada.

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